Ediciones La Cúpula nos ofrece El Labo, novela gráfica ambientada en el mundo de los pioneros informáticos a mediados de los 70 y que nos narra una fábula creada por Lucas Varela y Hervé Bourhis.

Apple se creó en un garaje
Antes de hablar de El Labo, un poco de contexto. La afirmación que encabeza este parrafo fue desmentida por el cofundador de Apple Steve Wozniak diciendo que era una historia inventada. Según él, el garaje eran ellos y el propio Steve Jobs creó parte de su negocio en su habitación. También contó que Jobs no tenía dinero y él tenía un trabajo en HP que decidió dejar para dedicarse a los ordenadores. Esto gracias a que un año antes, en 1975, las memorias RAM dinámicas fueron asequibles al comenzar a venderse a precios razonables.
El origen de Apple nos puede parecer poco apasionante según estas declaraciones. Todo lo contrario nos sucede con la historia de Jean-Yves Bertrand. Un joven con ideas propias que usará los recursos de su padre, fundador de una empresa de fotocopiadoras, para crear el ordenador del mañana. Pero para poder hacer esa proeza, necesitará una pequeña ayuda externa. Porque ya se sabe, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. ¿Verdad?

Me fumo un canuto y me pongo a vacilar
1 de enero de 1975. Mountain View, California. En la pequeña tienda Book Computer el propietario prepara un pedido de documentación sobre informática para un cliente francés. En ese momento entra un colega con una bolsa de “suzy creamcheese”, una especie maría local. Los federales irrumpen y solo se les ocurre ocultar la droga en el paquete para enviar a su destinatario del otro lado del charco. Tras este prólogo, indispensable para el devenir de la historia de El Labo, viajamos a la actualidad.
Aqui vemos a unos posibles compradores de un caserón en venta, que se interesan por unas originales ruinas arquitectónicas de futurista aspecto. La propietaria, señora Koshin, la última superviviente de una saga de pioneros informáticos, les narrará a modo de flashback acontecimientos donde la tecnología se mezcla con la más pura locura. Ella es la hermana del emprendedor Jean-Yves, un apasionado de los avances tecnológicos cuya imaginación se desbordará al fumar la “suzy creamcheese” encontrada en su paquete californiano.

Los informáticos
Hervé Borhuis y Lucas Varela, guionista y dibujante, nos proponen una ficción con visos de realidad acerca de la creación del ordenador personal por una empresa francesa. Creación sustentada por las visiones que la maría provoca en el protagonista, y que irán a más conforme avance la historia. En las diferentes ensoñaciones, plasmadas a doble página, veremos momentos icónicos ambientados en diferentes épocas, que a muchos de nosotros nos resultarán familiares. Algunos ejemplos: El ordenador mamotreto, el clip con ojos, Netscape, el icono del reloj de arena… Amazon, los youtubers, el gato gruñón, los emoticonos… El ciberacoso, las fake news, el spam… De esta manera los autores critican el camino de degeneración que está tomando el mundo de la informática y sus derivados.
Este El Labo es un acierto tanto en su planteamiento como en su desarrollo, enriquecida por un elenco de personajes de personalidad muy definida. Todo gira alrededor de Jean-Yves. Pero son su hermana Nicole, su padre Jacques-Marie, la plantilla de empleados de El labo, y sobre todo Joyce, que brinda su apoyo emocional, los que le hacen evolucionar al protagonista. Nada se deja de lado en este álbum: los movimientos sociales de la época o las costumbres. Tanmbien el estilo de vida, las relaciones de empresa, la ambientación de escenarios… Son tantos los detalles que inundan las páginas de esta obra, que se disfruta a todos los niveles, aunque tenga un final que nos deja un poso de amargura.

Grandes autores para un gran tebeo
No es fácil escoger una buena historia que interese desde la primera página. Aquí, Borhuis y Varela lo han conseguido con creces. Hervé Bourhis (1974) es un curtido guionista de la BD francesa, donde destacan los pequeños libros dedicados a la música popular, como «El pequeño libro del Rock». También es dibujante e ilustrador y ha colaborado en revistas como Pilote o Spirou. El dibujante Lucas Varela, bonaerense nacido en 1971, ha trabajado en varias obras con el guionista Carlos Trillo. En solitario es autor de El día más largo del futuro y Paolo Pinocchio. Como infografista ha colaborado en medios tan prestigiosos como Clarín, La Nación o Rolling Stone, entre otros.
Su arte en esta obra es muy bueno, cálido y acogedor, con una acertada paleta de colores y composición de página. Es un trabajo de gran calidad artística, en lo que no se deja nada al azar e introduce al lector en la narración en todo momento. El Labo está tan bien contado y documentado que podríamos pensar que todo lo que leemos, por qué no, podría haber sucedido en la realidad. El labo es uno de los tebeos tapados del mes, del que se ha escrito poco para la auténtica maravilla que es. Recomendado para todo tipo de lectores, en especial los que estén interesados por el origen del ordenador personal y para los que busquen un buen cómic con el que entretenerse y reflexionar.

Sobre la edicion de El Labo
Originalmente fue Dargaud quién publicó Le labo para el mercado francés, en una edición de 112 páginas. Ahora, Ediciones La Cúpula edita El Labo que cuenta esta vez con 124 páginas en un formato mayor al habitual (275 x 205 mm), en tapa blanda con solapas y un tipo de papel muy adecuado. Una edición muy bonita y manejable a un precio de 20,50 Euros. Incluye un interesantísimo dossier sobre el estado de la informática a mediados de los 70 en la que se nos cuenta qué personajes y acontecimientos inspiraron esta historia.

EL LABO
Edita: Ediciones La Cupula
Autores: Lucas Varela, Hervé Bourhis
Formato: RÚSTICA CON SOLAPAS
Tamaño: 20,5 X 27,5 CM
Páginas: 124 P. COLOR
ISBN: 978-84-17442-88-0
Precio: 20,50 €
EL LABO
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¡FABULOSO!
Absolutamente brillante, tanto a nivel de guion como de dibujo. Buen ojo el de La Cúpula por añadir este gran título a su excelente catálogo de cómics. No hay que dejarlo pasar.

Ya ni recuerdo cuando empecé a leer cómics. Lo que sí me han contado es que mis primeras lecturas fueron mortadeleras. Mientras compraba Bruguera, Vértice y los superhéroes aparecieron por el horizonte. Y de oca a oca, de marvel al cómic independiente, de aquí al manga y al europeo, y así seguiríamos. !Pero lo grande de esto es que sigo con todos ellos, no dejo de lado ninguno!