Regreso a Belzagor constituye un feroz alegato contra la colonización europea del continente africano en forma de cómic de ciencia ficción. Una obra crítica, brillante y con un apartado artístico excepcional.

Belzagor, un espejo de mundos
Una pareja de científicos acaba de llegar al planeta Belzagor –antiguamente llamado Tierra de Holman– para presenciar “La ceremonia del renacimiento”. Un ritual místico llevado a cabo por los Nildoror –nativos del planeta– y jamás presenciado antes por el ojo humano. Para llegar hasta la recóndita zona del País de las brumas necesitarán la ayuda de Edmund «Gundy» Gundersen. Antiguo militar destinado en Belzagor. Conocedor de la lengua de los Nildoror y experto en todo lo que rodea a sus costumbres y su tierra. Cuando un antiguo amor y un viejo enemigo se crucen en su camino, la expedición se pondrá en peligro. Bajo esta premisa, el guionista Philipe Thirault adapta la novela “Regreso a Belzagor” del escritor estadounidense Robert Silverberg.
Una de las obras más representativas de la new-age del género surgida a finales de los años sesenta del pasado siglo. Un trabajo, libremente inspirada en “El corazón de las tinieblas” de Joseph Conrad con aires de ci-fi ecológica. Una feroz crítica al colonialismo belga en el Congo. Un ataque frontal, nada velado, maravillosamente escrito y que aborda varios temas capitales, acertando en todos ellos. En la novela original la propia crítica colonialista se unía a una historia de redención y perdón. Un viaje de expiación y conocimiento hacia una cultura, la de los Nildoror, que el propio protagonista años antes había represaliado. No obstante, la adaptación a cómic presenta varios cambios respecto al material original. ¿A mejor? Pasemos a analizarlo

Aprovechando el noveno arte; literatura VS comic
Thirault, consciente de las limitaciones que presentaba una adaptación directa, adopta varios cambios en el núcleo de la novela. Añade al viaje de Gundersen varios personajes y un par de subtramas amorosas. Puede parecer algo poco respetuoso al material original, pero aligera el viaje del protagonista y dota de cierto dinamismo al conjunto. No obstante, ninguno de los puntos fundamentales de Silverberg ha sido omitido o adulterado. Incluso se añade más carga revulsiva en algunos puntos, como con la historia de la pareja de científicos. Subtrama que también puede ser entendida como una crítica a la moda de visitar paraísos y culturas exóticas para grabar sus costumbres más privadas con el único afán de exponerlas en redes sociales posteriormente. Uno de los problemas de la globalización actual y que en el momento de la escritura de la novela 1969-1970, no podía ni anticiparse.
El guionista aprovecha la plasticidad del cómic y su potencial gráfico para aligerar la narración. En la novela original, Silverberg dedica páginas enteras a describir en detalle el planeta Belzagor y sus paisajes. Algo que trasladado directamente podría haber devenido en multitud de textos de apoyo que cansasen al lector. Pero de un modo inteligente, Thirault delega en la sobresaliente labor de la dibujante Laura Zucheri que demuestra el dicho de «una imagen vale más que mil palabras» ejemplarmente. Así pues, todo cambio efectuado por el guionista galo, redunda en mejoras respecto a la novela que sirve como base a este. Y es que se nota el respeto con el que esta notable novela gráfica en dos actos está elaborado. Algo que traspasa cada página y es palpable para el lector.

Un apartado artístico soberbio
En el apartado gráfico tenemos a una sobresaliente -y nos quedamos cortos- Laura Zuccheri. Consigue llevar a cabo la dificilísima tarea de recrear una cultura alienígena con varias razas y entornos diferentes creados desde cero. Algo que conlleva una dificultad añadida cuando nos damos cuenta de que para documentarse no pudo acudir a ningún referente real, como en otros cómics, sino a la obra original de Silverberg. Hecho que consigue, con nota, volcando el rico mundo descrito –detalladamente -en la novela y haciéndolo palpable con una fisicidad inaudita.
Una vez revisada la novela, es palpable la fidelidad y cuidado máximos de la italiana. Algo que, por desgracia, pasara desapercibido para la gran mayoría de lectores. Al menos los que no conozcan la obra literaria. Para ello despliega un estilo detallado y realista que huye de la línea clara. Se adentra más en referentes como Philipe Xavier o el cómic Usa, entre otras referencias. Origina junglas vibrantes, llenas de vida y las llena de personajes realmente expresivos. Sabe dotar de una veracidad a entornos extraterrestres que en manos de otro dibujante, quizás, hubieran lucido forzados.

Regreso a Belzagor, buen cómic, buena adaptación.
Acierta recreando entornos tecnológicos, futuristas, salvajes o desérticos, siempre engrandecidos por su colorista, Silvia Fabris. Colorista que acierta con una paleta de colores adecuada a cada escena, huyendo de genéricos. En conjunto, una colorista y una dibujante sobrios y bien complementadas que dan un festín gráfico a la altura del mejor BD. En conclusión, estamos ante una notable adaptación de un clásico de la ciencia ficción de Robert Silverberg. Una obra válida como adaptación, pero también como trabajo independiente.
Un álbum que aprovecha los cambios que tiene respecto al libro original para, ofrecer mejoras narrativas. Una aventura que aúna la crítica social más despiadada con el viaje iniciativo más profundo. Equilibra ambos extremos y vertebra una obra de ciencia ficción única, sensible, imaginativa, colorista y compleja. Recrea lo mejor de la literatura y lo enriquece con las capacidades únicas del noveno arte. Y todo bajo un apartado artístico de primer nivel. ¿Hace falta decir más?
Sobre la edición de Regreso a Belzagor
Ponent Mon pone a la venta Regreso a Belzagor en un único tomo integral que recopila los dos álbumes originales. Se echa de menos algún que otro extra y una corrección de textos más exhaustiva que pula –más si cabe– la más que correcta traducción de Ana Navalon. Por lo demás tenemos una edición en formato álbum europeo, tapa dura y papel de máxima calidad, algo a lo que la editorial nos tiene bien acostumbrados. Uno de los platos fuertes de este 2019 para los amantes de la ciencia ficción.

Regreso a Belzagor
Edita: Ponent Mon
Autores: Silverberg, Thirault y Zuccheri
Páginas: 112
Medidas: 212X292 milímetros
Encuadernación: Cartoné
Idioma: Castellano
Precio: 26,00 € en Amazon -Un 5% de descuento para lectores de La Comicteca-
Regreso a Belzagor
NUESTRA NOTA - 80%
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NOTABLE
Regreso a Belzagor constituye un feroz alegato contra la colonización europea del continente africano en forma de obra de ciencia ficción. Una obra crítica, brillante y con un apartado artístico excepcional. Un alegato contra el racismo y a favor de la ecología que trasciende generaciones,
Fundador de esta pequeña gran familia que es La Comicteca. Amante del noveno arte desde que aprendí a leer. Lector y escritor en proporciones variables y según el momento. En mitad de todo lo que sea cultura popular.