Panini comics edita Sharkey Cazarrecompensas, uno de los últimos lanzamientos de Mark Millar para su Millarverso. Una obra que no llega a conseguir brillar a pesar de su atractiva premisa.

Mark Millar, o el difícil arte de la creación propia.
Pastiche. 1. m. Imitación o plagio que consiste en tomar determinados elementos característicos de la obra de un artista y combinarlos, de forma que den la impresión de ser una creación independiente.
La carrera de Mark Millar en su sello Millarworld se ha basado constantemente en el pastiche de conceptos ya conocidos por el lector. Aprovechándose de su fama y su oficio, el autor escocés ha ido reciclando sin reparo alguno conceptos superheroicos en sus obras de creación propia. Y después de saquear sin mesura cualquier idea o concepto ajeno le ha tocado el turno a Lobo, el cazarrecompensas espacial de DC. Personaje que en esta ocasión cambia su moto galáctica por una furgoneta de helados y su característico color blanco de piel por uno azulado. Y aunque conserva su bigotón, esta vez el anaroseado utilizado para la imagen del personaje ha sido Lemmy Kilmister. Legendario líder de la banda heavy Motorhead que como falleció recientemente no hay peligro de que denuncie por derechos de imagen.

Sharkey, una obra menor de un autor capaz de grandes trabajos.
Una vez fijado el personaje a saquear, Millar tira de todos los tópicos disponibles. Cazarrecompensas duro pero con gran corazón que tiene que hacerse cargo a su pesar de la custodia de un niño de 10 años. Veterano de guerra cuyos traumas causado por el conflicto bélico le costó su matrimonio. Deudas de juego que hacen que tenga que aceptar cualquier encargo por peligroso que sea, etcétera. En otras ocasiones, con estos clichés, Millar es capaz de alumbrar un tebeo que pese a lo manido del argumento su oficio y desparpajo es capaz de solventar la papeleta. Algo que sucedía, por ejemplo en la adrenalínica Némesis cuyo análisis podéis leer aquí. Pero, por desgracia, con Sharkey, no lo consigue.
Sharkey trasmite tal desidia y pereza que uno ni tiene tiempo de enfadarse por las constantes tomaduras de pelo que se suceden. Por ejemplo que el giro central de la historia se produzca fuera de campo en una viñeta sonrojante. O que abuse tanto del diálogo explicativo para hacer avanzar la trama que llega un momento que el lector se lo agradece. Tanto para poder enterarse de algo como para que termine rápidamente el tormento. Y es precisamente este ritmo endiablado del cómic lo único destacable del guion, que no del tebeo. Y es que nuestro protagonista es capaz de capturar al terrorista, escaparse de la cárcel, acabar con la competencia, volverse a enamorar de su ex y acabar con el gobierno de la Galaxia en apenas 168 páginas.

Simone Bianchi, rescatando un guion a la deriva
En el aspecto gráfico, Simone Bianchi, bien secundado por sus coloristas, da una lección de diseño de personajes quitando el «homenaje» ya citado del protagonista. Consigue dotar al conjunto de una ambientación solida mediante la creación de un mundo alienígena creíble y atractivo. Cada viñeta denota un enorme despliegue de imaginación visual que en su conjunto consigue dotar de enorme complejidad gráfica a la obra. Del mismo modo el ilustrador brilla en las escenas de acción consiguiendo hallazgos visuales realmente sorprendentes.
Simone Bianchi utiliza del mismo modo un estilo dinámico que maquilla a la perfección los dislates del guionista. Pese algún abuso del estatismo y de demasiada atención al detalle, algo que puede llegar a entorpecer en algún momento el ritmo desaforado del guion, el magnífico arte de Bianchi puede llegar a justificar por si solo acercarse a la lectura del tebeo. Y es que el italiano es el auténtico valedor de una obra que muestra una descompensación clara entre guion y dibujo. Y es una pena, porque con un libreto más desarrollado estaríamos ante uno de los hitos del Millarverso sin duda alguna.

Sharkey, una conclusion desigual
En definitiva, otro pastiche más en la carrera de Mark Millar que sirve perfectamente para el propósito que fue creado, engordar la cuenta corriente del guionista con el mínimo esfuerzo posible. Un trabajo escrito con el piloto automático que debe ser consumido exactamente con el mismo espíritu. Los seguidores acérrimos del escocés podrán llegar a sacarle más jugo que los lectores de comic eventuales que encuentren Sharkey como su punto de entrada. Un ritmo endiablado con un acabado grafico sobresaliente que esconde una estructura argumentan tan endeble como poco trabajada.
La edición de Panini se nos presenta con el formato habitual de edición de Millarworld, tapa dura y buena reproducción y tiene como extras los lapices de las portadas originales y las portadas alternativas.

Sharkey Cazarrecompensas
Edita: Panini Comics
Autores: Mark Millar, Simone Bianchi
Número de páginas: 168 pp
Tamaño: 18X27,5
Contiene: Sharkey The Bounty Hunter
Formato: Tomo en tapa dura
Interior: Color
ISBN: 9788413344119
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Sharkey Cazarrecompensas
NUESTRA NOTA - 57%
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Pinchazo
Una obra menor de un autor que va en piloto automático y sostiene el resultado final sobre el deslumbrante arte de Bianchi.