En la década lo los setenta, las colecciones de corte sobrenatural y fantástico vivieron su era dorada en Marvel. Entre ellas una dedicada al hombre lobo, casi desconocida, pero con autores legendarios tras ella.

El hombre lobo, hijo de la explosión monstruosa de Marvel en los setenta.
Recientemente Panini Comic recuperó la etapa clásica de El Hombre lobo en tres tomos integrales. Una apuesta arriesgada para un personaje apenas conocido en España. Este, debutó en solitario en septiembre de 1972, si bien medio año antes tuvo una aparición –fugaz– en la colección Marvel Spotlight. Su serie, “Werewolf by night”, nació como consecuencia del éxito de la colección “La tumba de Drácula” publicada meses antes. Esta abrió la veda por recuperar para el noveno arte los monstruos clásicos de la literatura y reinventarlos en cómic para disfrute de toda una nueva generación de lectores. Esto fue consecuencia de la reforma en 1971 del Comics Code Authority, promovida ante las continuas quejas de la industria por lo férreo de su censura. Hasta ese momento el organismo impedía mostrar en cómic vampiros o cualquier otra clase de criatura sobrenatural. Se había abierto la caja de Pandora en Marvel.
Ahora bien, ese aperturismo tenia una ligera trampa. Se permitía incluir vampiros, criaturas y hombres lobo siempre y cuando estos se tratasen como en la literatura clásica. Había que evitar la truculencia imperante en las adaptaciones de estos personajes en la gran pantalla en aquella época. Bebiendo en las fuentes clásicas Marvel probó con una adaptación de Drácula en la legendaria colección “La tumba de Drácula”. Esta mostraba un Conde cuyo tratamiento se acercaba, aunque con reservas, al de la novela de Bram Stoker. El éxito inmediato hizo que la casa de las ideas se aventurase con otros monstruos. Personajes de sobra conocidos como la criatura de Frankenstein o el hombre lobo o la momia. Algo que ya señalamos en nuestro análisis de DECADAS: Marvel en los años 70.

Una apuesta segura con un gran equipo creativo.
Marvel, sabedora de que tenía un éxito potencial entre sus manos, designó a esta última colección, “El hombre lobo” un equipo con experiencia sobrada. Sobre una premisa argumental del guionista Roy Thomas, el dibujante Mike Ploog y el guionista Gerry Conway reinventaron el mito del licántropo. Ploog, era alumno aventajado del legendario historietista Will Eisner. Su estilo entre barroco y caricaturesco le encajaba a la colección como anillo al dedo. Por su tablero de dibujo pasarían posteriormente “Frankenstein”, “El hombre Cosa” o “Drácula Lives” entre otras series. Este le otorgaría un estatus de maestro del terror del comic-book moderno. Gerry Conway, por su parte, era un joven guionista de 19 años que empezaba a despuntar. Tanto que tras año y medio de brillantes libretos en la colección pasaría a guionizar Spiderman dejando la batuta argumental a otro maestro del terror, Doug Moench.
Por su parte Ploog dejaría el apartado gráfico en manos del dibujante Don Perlin. La colección nos ponía en la piel –y garras– de Jacob Russof –O Jack Russel, una vez americanizado para esconder su origen-. Ultimo descendiente de un linaje de hombres lobo en cuyo origen estaba involucrado el mismísimo Drácula. El día de su 18 cumpleaños la luna llena le convierte en un licántropo salvaje que le hace perder el control de sus actos. Solo tras años de entrenamiento y con la ayuda de unos misteriosos personajes, Jack sería capaz de conservar su conciencia durante sus transformaciones. En ese momento decide luchar contra el crimen cada vez que salía la luna llena. Conservando el equilibrio entre el tono superheróico –bastantes personajes de Marvel harían cameos- y el puramente sobrenatural. La colección se mantuvo en a la venta durante 43 números a lo largo de 6 años.

La perdida de interés y la caída en el olvido de todo un genero.
Una caída en las ventas y la progresiva pérdida de interés por el género sobrenatural hizo que casi todas las colecciones sobre monstruos clásicos de la literatura, fueran canceladas. La década de los ochenta y su cambio de paradigma llamaban a la puerta reclamando su lugar en la industria. Algo que también pasaría en la gran pantalla con una desaparición paulatina del cine de genero de las carteleras. Los superheroes reclamaban su rol protagónico una vez mas. Y lo hacia imbuidos de una patina de realismo opuesta a la fantasía desbocada de la década anterior. Los monstruos, con la excepción de un Motorista Fantasma reconvertido a superheroe, no volverían a tener presencia fija en las librerías.
Pero nos dejaron una década, la de los setenta, con historias irrepetibles que ayudaron a toda una generación, a descubrir a cantidad de autores clásicos de la literatura gótica o romántica. Algo que en el nuevo siglo haría Alan Moore con su Liga de los hombres extraordinarios o Warren Ellis con Planetary. Y es que, los arquetipos clasicos son y seguirán siendo fuente de inspiración eterna para la cultura popular. Nosotros, por nuestra parte, os animamos a echar un vistazo a esta parte casi olvidada de la historia de Marvel. Eso si, aprovechad y hacedlo en una noche de luna llena, quien sabe que os encontrareis.
BOLA EXTRA
NUESTRA RESEÑA DE DÉCADAS: MARVEL EN LOS 70 DEDICADA AL CÓMIC MONSTRUOSO