Dolmen Editorial enriquece su colección Fuera Borda con un nuevo título creado por la pareja de artistas que catapultó a la fama la serie Casacas Azules, Willy Lambil y Raoul Cauvin: POBRE LAMPIL, un mordaz retrato de la vida cotidiana de un historietista.

Yo, yo, yo y los demás
Antes de hablar de Pobre Lampil, un poco de contexto. La tendencia a autocaricaturizarse de los dibujantes de historietas ha llevado a sus creadores a convertirse en un personaje más en las viñetas. El ejemplo más flagrante en España fue el de Manuel Vázquez, cuyo personaje “Tío Vázquez” apareció en las revistas Bruguera con cierta asiduidad, de las manos de su creador o de los apócrifos de turno. Ibáñez lo intentó en los años 60 con una tira titulada “Yo” en la que el autor, en viñetas mudas, sufría algún percance ya fuera dibujando en su propia casa o en el exterior realizando alguna tarea cotidiana. El propio Ibáñez, como muchos otros autores en sus universos, ha pululado por las historietas de sus personajes y casi siempre para pasarlo mal.
En la BD francobelga, también hay ejemplos de autores haciendo cameos, pero en situaciones menos peligrosas. Goscinny y Uderzo acudían al edificio donde se alojaba el diario El Grito para presentar sus trabajos en la historieta de Luc Junior, por ejemplo. Si a Ibáñez le censuraron la caricatura de su director de publicaciones Rafael González en 1963 en las historietas de El botones Sacarino, en el Aullido Vespertino (primero presentada como redacción de El DDT), Franquin lo tuvo más fácil para completar el reparto de su serie Tomás El gafe (Gaston Lagaffe, 1957), oficinista en la revista Spirou y “trabajando” codo con codo con dibujantes, guionistas y demás personal.

Pobre Lampil: Dando carta blanca a un nuevo personaje
Y entonces llegó “Pobre Lampil”. Pero antes de este atribulado dibujante, apareció una sección en la revista Spirou llamada Carta Blanca (Carte Blanche). La idea ofrecida a Dupuis, editor de la revista, era crear una sección de dos páginas en la que tuviera cabida cualquier propuesta y sirviera de lanzadera a nuevos artistas que de otra manera no verían su trabajo publicado. Toda una novedad editorial en aquellos años, a principios de los 70. Los trabajos presentados rebosaban de una especie de entusiasmo innovador y los que pasaban el filtro daban prueba de mucho talento en su gestación.
De 1973 a 1976 se publicaron trabajos de autores que seguirían carreras muy exitosas. Los elementos dinámicos de la revista aportaron su granito los primeros meses: Walthéry, Berck, Deliège, Malik y muchos otros. Willy Lambil y Raoul Cauvin, dibujante y guionista, se sacaron de la manga al alter ego del primero, para contarnos una entrevista radiofónica algo desastrosa. En 1973 se publicaron cinco historietas suyas en Carta Blanca y fue tal el éxito entre los lectores de la revista, que cuando se realizó una encuesta para elegir lo mejor de la sección, Pobre Lampil acaparó los primeros puestos.

El salto a la fama
Desde 1974, las dos páginas de historieta creadas por el dúo Lambil/Cauvin brincaron de Carta Blanca a las páginas normales para codearse con el resto del reparto de la revista. Hasta entonces no había título que designase al personaje y fue en ese momento cuando pasó a llamarse “Pobre Lampil”, con el consentimiento de Lambil que refunfuñó un poco, ya que las situaciones le ridiculizaban en cierta manera.
Los dos autores debían encargarse de Casacas Azules mientras tanto por lo que no podían dedicar mucho tiempo al desastroso Lampil. Con todo, su popularidad creció y con ella la posibilidad de recopilar las páginas en formato álbum. Finalmente resultaron ser siete (por poco llegan a 8 álbumes) con ventas más que correctas. Gracias a la compenetración de Lambil y Cauvin, podemos disfrutar de una serie redonda en su concepción, una auténtica sorpresa para los aficionados a la Línea Fuera Borda.

El pobre dibujante
Lambil y Cauvin idean anécdotas relatadas en dos, tres y hasta cuatro páginas de un dibujante protestón, amargado hasta cierto punto y que no da pie con bola. De pelo castaño y fino bigote, tiene una salud frágil y una constitución endeble por pasar tanto tiempo reclinado sobre su tablero de dibujo. En las primeras páginas vemos situaciones relacionadas con su oficio. Dupuis, Walthery, Franquin serán algunos de los dibujantes que sacarán los colores a nuestro protagonista. Siemrpe sacando la sonrisa al lector
Lampil está casado con una paciente esposa y tiene un hijo, cuya presencia no será habitual. Cauvin irá ampliando el universo de “Pobre Lampil” con la introducción de su alter ego y su mujer, un carnicero, un farmacéutico y otros personajes de su entorno, que sacará a Lampil de la mesa de dibujo para darle encontronazos con situaciones de la vida cotidiana como ir de compras, hacerse un chequeo o ir a visitar un amigo.Para culminar algunas de estas mini historias, Lampil lanza una coletilla: “¡no podrías comprenderlo!”.

Risas a Go-Go
Las peleas verbales con el carnicero son otra de las situaciones que se repiten y que provocan hilaridad. El pobre individuo está aquejado de muchos males y es el vivo retrato del oficio de dibujante. Hipocondríaco, malhumorado, siempre abroncado por el editor, amigo del guionista, pero con tendencia a enfadarse con él. Preocupado por las situaciones más nimias, en constante conflicto con sus colegas de profesión y con su propia esposa. Responde perfectamente a lo que es un personaje frustrado en los cómics.
Como podría serlo Don Berrinche de Peñarroya o Aquiles Talón de Greg, pero en Pobre Lampil tratado con un realismo absoluto. Reflejo de las vidas cotidianas de Lambil y Cauvin. Para los que conocen Casacas azules, el mejor trabajo de este par de fieras, no se sorprenderán de los quilates que se gastan en pobre Lampil: un dibujo excelente y un guion divertidísimo en una historieta siempre interesante. Un auténtico disfrute para los aficionados de la BD. Asomarse a la vida privada de algunos de sus grandes creadores es un auténtico lujo que les recomiendo no perderse.

Sobre la edicion de Pobre Lampil
La edición de Dolmen de Pobre Lampil sigue el ejemplo del resto de colecciones de la Línea Fuera Borda. Esto es tapa dura, unas 174 páginas y extras de gran calidad. Incluyendo artículos que iluminan sobre la creación y los pasos de este título, apoyados por abundante material gráfico que comprende portadas, ilustraciones y otras curiosidades.

POBRE LAMPIL 1973-1982
Edita: Dolmen Editorial
Autores: Guion: Raoul Cauvin – Dibujo: Willy Lambil
Tamaño: 21X28
Formato: Tapa dura
Páginas: 176 páginas a color
ISBN: 978-84-18510-58-8
Precio: 29,95 €
POBRE LAMPIL 1973-1982
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¡Fenomenal!
Pobre Lampil es el primero de una nueva colección de volúmenes que Dolmen nos pone en bandeja a los aficionados a la BD y que gustará a cualquier lector y en especial a los que se dedican al dibujar en soledad y sufrir las consecuencias.