Hablamos de Alt–Life, una obra en la que Joseph Falzon y Thomas Cadène construyen un magnífico estudio sobre la esencia de la humanidad. Un ensayo sobre el deseo, la felicidad y la infelicidad, en un álbum de ciencia ficción distópica imprescindible.
Uno de los grandes aciertos que tiene Alt-Life es, intencionadamente, no ofrecer sinopsis ni información alguna en su contracubierta. Dejar al lector en la misma posición que los dos personajes protagonistas. Algo que también queda reafirmado en su portada. Permitirle saborear poco a poco y de manera gradual la inmersión en la obra, paralelamente a Josiane y René. Pero este es solamente el primero de muchos aciertos que el dibujante Joseph Falzon y el guionista Thomas Cadène han dado a esta interesante obra de anticipación científica y distópica. Bienvenidos al mundo –virtual– de ALT-LIFE.
Un desastre –nunca precisado– ha dejado al planeta tierra al borde del colapso y inhabitable. Josiane y René van a ser los pioneros de un nuevo sistema que permite al cuerpo humano vivir en un espacio virtual. Una suerte de huevos que se encargan de preservar las constantes vitales estables mientras trasladan la conciencia a un mundo manejado por computadoras. Una especie de Adan y Eva de la nueva carne –o la ausencia de la misma– que intentaran construir su propio paraíso. Liberados de cualquier necesidad física, la única limitación que tendrán es la que establezca su imaginación. Pero, ¿Cuándo tienes todo lo que se te pasa por la cabeza, merece la pena vivir sin una meta que nos suponga un mínimo esfuerzo?

Algo más que ciencia ficción.
Bajo esta interesante premisa, el dibujante Joseph Falzon y el guionista Thomas Cadène construyen uno de los álbumes más estimulantes de la década. Una obra que abarca mucho más de lo que sus referencias obvias a obras como Matrix, y que se adentra en el terreno de la ciencia ficción existencialista. Y lo hacen equilibrando de un modo magistral la carga propiamente científica con la filosófica. Evitando caer en la trampa propia que un mundo sin limitaciones ofrecería a un dibujante y un guionista. Ciñéndose a la construcción de personajes y a su evolución, dosificando las enormes posibilidades del escenario, evitando, así, abrumar al lector gastando sus bazas demasiado pronto.
Porque, en efecto, Alt-Life, es una novela gráfica de personajes. Dos personajes renacidos –literalmente– que deben aprender a manejarse desde cero, y sin ayuda en un mundo nuevo. Pero también es un estudio y una agria crítica sobre la sociedad actual. Sobre la desconexión con lo que nos rodea. Y sobre la dependencia de las máquinas y la búsqueda por el placer inmediato. Sobre la incapacidad de sentir -lo que sea- y la infelicidad crónica que esto nos proporciona. Esto se ve reflejado en gran medida en la figura de René. Personaje incapaz de sentir cualquier placer sexual pese a tener al alcance de su imaginación cualquier fantasía. Un personaje en un constante juego de ensayo y error en busca de una felicidad que nunca llega. Que no será hasta el tramo final de la obra, cuando consiga superar gran parte de sus handicaps.

Una obra adulta y sin concesiones
Por otro lado, tenemos a Josiane. En un extremo opuesto al de su compañero de experimento. Ella aprovecha –quizás hasta en exceso– las posibilidades de este nuevo entorno. Orgías monumentales, banquetes pantagruélicos y situaciones de máxima adrenalina. Algo que en un primer momento le traerá satisfacción. Al menos hasta que empiece a plantearse el fondo y la forma de esta nueva existencia. Esto traerá un magnífico intercambio de opiniones con René, que regalaran al lector alguno de los momentos más brillantes del álbum. Y nos precipitará a uno de los climas y conclusiones más emocionantes visto en una obra del género en años. Algo de lo que tiene gran culpa el maravilloso uso del ritmo que lleva a cabo el guionista, Thomas Cadene.
Alt-Life no se ata a lo fácil. Evita transitar por los camino de sus referentes más obvios –Matrix. Ready Player One, Nivel 13– con habilidad. Y donde estos arañaban la superficie, la obra da con una veta y saca oro. Aprovecha al máximo las posibilidades plásticas del cómic, pero aún más las del guion. Y brinda un estudio rabiosamente moderno y actual sobre donde nos ha colocado la dependencia de la tecnología, y hacia donde nos lleva. Pero evita la moralina, se limita a poner los datos sobre la mesa y deja al lector ese espacio de reflexión. Y todo con un estilo adulto, duro, y con un afortunadísimo apartado artístico. Apartado donde el dibujante Joseph Falzon –con muchos ecos al añorado Moebius– y la colorista Marie Galopin, dan el do de pecho.

Un referente de la BD de ciencia ficción moderna.
En conclusión, Alt-Life es una obra única en su género. Sabe subvertir los cimientos de la ficción futurista distópica, y lo hace de una manera demoledora. Una mezcla de varios géneros en la que se desdibujan los límites de los mismos. Es un álbum que constantemente descoloca al lector que se ve sorprendido por los –numerosos– giros de guion. Giros hábiles, inteligentes y nada obvios, que harán que sea imposible dejar de devorar página tras página hasta llegar a la explosiva conclusión. No obstante, estamos ante un trabajo difícil de leer, adulto y sin concesiones.
Con sexo explícito, pero no gratuito, sino atado estrictamente al guion. Con violencia, pero siempre justificada. Un trabajo que llama, a la reflexión y a la discusión. Una obra de ciencia ficción hard, pura y dura, con todo lo que ello conlleva. Y es reconfortante poder disponer de una BD de estas características dentro de un mercado anegado por filmes, libros y cómics de ciencia ficción más amable y accesible. Un auténtico regalo para los amantes de la BD para adultos. Uno de los álbumes de ci-fi más estimulantes de la última década. Así de simple.

Sobre la edición de Alt-Life
La editorial Dibbuks puso Alt-Life hace algunos meses a la venta en nuestro país. Una edición en formato tapa dura, sin sobrecubierta, y en papel de la máxima calidad. Algo que ayuda a resaltar el maravilloso apartado gráfico. Si se le pude poner un, pero a la misma, es la ausencia de extras, algo que no es culpa de la editorial, ya que en la edición original tampoco venían incluidos. Pero una vez has visitado esta maravillosa obra, sin duda, quedarás con ganas de saber más sobre ella.
ALT-LIFE
NUESTRA NOTA - 85%
85%
BUENA
Una obra que aprovecha la ciencia ficcion distopica, para, de manera inteligente, hacer una feroz critica a la tecnologia moderna y la dependencia que tenemos sobre la misma. Pero ademas una obra entretenida y con un gran apartado artistico. Destinada al publico adulto, que no se vera decepcionado.
Fundador de esta pequeña gran familia que es La Comicteca. Amante del noveno arte desde que aprendí a leer. Lector y escritor en proporciones variables y según el momento. En mitad de todo lo que sea cultura popular.