Hablamos de los números 4 y 5 del Spiderman de J. J. Abrams. Conclusión a una miniserie que llega tras una dilatada espera por parte de Marvel ¿Habrá merecido la pena?

Una espera que no ha merecido la pena ni de lejos.
El último número del Spiderman de J. J. Abrams publicado por Panini, salvando las diferencias entre EE. UU. y nuestro país, que suele ser de tres meses fue el número 3. El cuarto ha aparecido a la venta en España el 7 de enero del 2021. Sacando cuentas nos encontramos con ni más ni menos que diez meses de diferencia si no he calculado mal. Podríamos achacar dicho retraso a la Pandemia mundial que nos asola, pero no es el caso, porque si alguien me saca de mi error los cómics han seguido publicándose aún con todo. Es lo que ocurre cuando una editorial se mete en estos berenjenales. Dar bombo y platillo de que tal o cual nombre importante va a guionizar un cómic y luego los retrasos se suceden. Algo que como no podía ser de otra forma, ha sucedido aquí.
Así que volvemos a esta desangelada Spiderman J. J. Abrams –e hijo– para abarcar hasta la conclusión de la misma. Porque a veces sucede que las esperas se asumen y acabas viendo algo digno y que ha merecido la pena. A veces sucede eso, es cierto. En esta ocasión no. Y es una auténtica lástima, vista la expectación con la que venía la miniserie por parte de Marvel. Estamos ante una miniserie decepcionante, aburrida, sosa, alejada de interés casi desde el minuto uno. Una limitada poco menos que grandilocuente cuando es un despropósito absoluto. Prácticamente un insulto por parte de los guionistas al lector. Una auténtica perdida de tiempo

Dando vueltas sobre algo que no llega prácticamente a ningún lado.
En el primer número ya veíamos la muerte de Mary Jane y un Peter Parker retirado y con la falta de una mano. También a un hijo llamado Ben que tiene poderes. Y claro está a un enemigo que hacía pensar quien podría ser. Dejando una incógnita en el aire por parte del lector. Todo ello con una Sarah Pichelli a medio gas que se extiendo en los cinco números que componen esta miniserie. Algo que ya se le notó en los primeros números de la nueva andadura de la colección de Los 4 Fantásticos. Esta dibujante vale mucho, muchísimo más que lo vemos aquí. Todo ello para nuevamente -que originalidad…- tener a un arácnido adolescente con traumas. Y que tiene que superar algunos obstáculos como la falta de su madre o el pasotismo de su padre hacia él. Os suena familiar, a nosotros también, por desgracia.
En estos dos últimos números descubrimos que el enemigo de aspecto robótico y con peor leche que Eduardo Manostijeras cuando le entra un picor y no se puede rascar, es alguien que nos importa poco o nada. Aunque ganamos que no es el Duende Verde, algo es algo. Todo ello para un plan en el cual quiere curar a su amada por medio de experimentos en los cuales la sangre de Peter es vital. Sumémosle a la ecuación un Tony Stark retirado y unos Vengadores robotizados -que sorprenden, del mismo modo, entre poco y nada- que apenas dan juego en un argumento que no tiene el suficiente empaque para sostenerse por si solo. Algo que denota la poca experiencia del joven guionista. Por decirlo de forma suave.

Una fiesta privada donde el lector es secundario
No voy a referirme a las últimas páginas donde J. J. Abrams y su hijo nos dejan un par de páginas donde no hacen si no dar las gracias por la oportunidad brindada y lo bien que se lo han pasado. Bueno, me he referido a ello, es cierto. Pero se lo habrán pasado bien ellos. Es como si yo me pongo a tocar el Violín que no tengo ni idea y salen unos sonidos aberrantes, igual me lo paso bien yo, pero a mi vecino le entran ganas de soltarme un par de leches bien dadas y con razón. Esto es lo mismo. Ofrecen ni más ni menos. Una repetición de esquemas y de elementos recurrentes que ya no digo que no se utilicen en el mundo de los superhéroes. Y eso en una franquicia como la del hombre araña, es algo imperdonable.
Porque bien es cierto que todo inventado ya. El problema real está en el COMO lo ofrecen. Y aquí radica el mayor defecto de la miniserie. Encontramos una previsibilidad donde la supuesta sorpresa del último número se queda en nada. Y es que desde el minuto uno el lector se ve venir el giro. Con el desarrollo más de lo mismo. El enemigo máximo acaba siendo un mindundi sin gracia alguna ni empaque. Un araña gigante que si bien causa repulsión –ahí Pichelli lo ha clavado– da más pena que otra cosa. Y un sacrificio final para abrir otra puerta que te deja sin ganas de que la cosa continúe de ninguna de las maneras. Es para desear con todas las fuerzas que este Universo Alternativo o lo que sea esto no lo rescaten de ninguna de las maneras.

Zapatero a tus zapatos
Lo que haga el hijo de J. J. Abrams en un futuro es algo que no me preocupa en absoluto. Siempre y cuando sea, eso si, lejos de los cómics. Una reflexión más que justa viendo el resultado de la serie perpetrada codo a codo –eso suponemos– con su progenitor. Un J.J. al cual le deseo lo mejor en su labro de director de películas o series. Campos en los que ha ofrecido no pocas alegrías a los fans de varias franquicias legendarias. Como si vuelve a Star Trek y nos ofrece una nueva entrega, con las cuales disfruté bastante en su momento.
Pero al igual que muchos realizadores cinematográficos no ha sabido dar el salto al noveno arte con buen pie. Algo que le sucedió a otro director de culto como Kevin Smith y su discutida etapa en Daredevil. Cine y comics son disciplinas diferentes y el mero renombre en una de ellas no garantiza éxitos en la otra. ¿Maniobra de marketing? Puede ser, pero siempre y cuando el resultado final merezca la pena, y este NO es el caso. Así que quien firma este artículo puede decirle al señor Abrams, y sin que le tiemble la voz, Zapatero a tus zapatos. ¡Haga el favor señor!
Spiderman J. J. Abrams -4 y 5
NUESTRA NOTA
Aprobado raspado
Dos últimos números de la miniserie de J. J. Abrams e hijo. Con Sarah Pichelli a medio gas. Una historia ya no sólo previsible, si no aburrida y soporífera. Tiene el mismo interés que ver crecer la hierba en una tarde de Verano. Miento, creo que eso tiene más.