Hablamos del tomo Bill y Bolita 1963-1967 recién editado por Dolmen. Segundo volumen recopilatorio de esta icónica serie a manos de su creador, el historietista Jean Roba

Un perro y un niño destinados a la inmortalidad
Pese a que el propio –y todopoderoso en aquel entonces– Charles Dupuis había dicho de Bill y Bolita «Nunca pasaran del quincuagésimo gag» la serie se había convertido desde su debut en 1959 en una de las más populares y a la vez más queridas por los lectores. Una vez asentada la fórmula, Jean Roba se dedicó a ampliar el universo de la serie de manera alcanzando la edad de oro de la misma en las páginas que contiene este volumen Bill y Bolita 1963-1967 que hoy analizamos. Un tomo en el que no sobra ninguna página y que refleja los que quizás fueran los años de mayor efervescencia creativa de su autor. Ayudado en ocasiones por el punto de vista único del genial Yvan Delporte.
Porque prácticamente la imagen que tenemos hoy en día de la colección se forjó en las planchas que componen este integral y todos los cambios –que vinieron para quedarse– son los que asociamos con la imagen actual de Bill y Bolita. Y eso son palabras mayores, porque no todas las series son las que están destinadas al estatus de leyenda y aquellas que lo hacen, lo hacen por una razón. Y una vez leído el tomo es imposible no caer rendido a la calidad y el sentido de la maravilla que Jean Roba supo trasladar a sus historias. Historias que son obras maestras indiscutibles que demuestran que estamos ante uno de los maestros indiscutibles de la BD y una de las series más importantes del medio, sin discusión alguna.

Cuando el secreto de la fórmula es la simplicidad y el genio
Esto es algo destacable cuando confrontamos la serie a otras colecciones de aquella época cuyos autores recurrían a temas de actualidad o a guiones complejos y llenos de escenarios de ensueño para maravillar a los lectores. Ahí quedan la genial QRN en Bretzelburg de Franquin o El cosmopitufo de Peyó por citar dos ejemplos. Bill y Bolita sabían sacar oro de la simple cotidianidad apelando a algo que todos los lectores tenían dentro y que era removido –para bien– por el genio de su autor. No era necesario más que un niño y su perro como epicentro de un universo maravilloso, a veces casi idílico.
Y es que sentirse parte de este universo era tan fácil como acercarse a un álbum recopilatorio o una plancha recopilada en alguna revista y leerla. Algo que en parte favorecía su estructura de gags de una sola página, la mayoría de la serie, con alguna puntual excepción. De inmediato te invadía una sensación de que estabas reencontrándote con unos viejos amigos y una satisfacción casi inmediata que tardaba en abandonarte. Algo que pocas, muy pocas series, han conseguido de una manera tan demoledora. De ahí sus millonarias cifras de ventas o sus traducciones a más de quince lenguas, arrasando allá donde ha sido editado.

Un niño que tiene un comic… nunca se sentirá solo
En un artículo del material extra de este mismo tomo se recogen unas palabras del propio Jean Roba «Creo que un niño que tiene un perro nunca se siente solo. Siempre les falta algo a los niños que no han conocido a uno. Mira a un niño jugar con su perro y lo entenderás» y ese cariño por los animales y esa asociación con la felicidad pura es algo palpable en todas y cada una de las páginas de Bill y Bolita a lo largo de los años. No concebía no solo la infancia, sino una vida sin animales cerca. Y aun sin ser algo premeditado, consiguió con su serie más icónica que varias generaciones de niños –y no tan niños– se sintieran acompañados por un cocker y un niño recreando esa sensación en el papel.
A Bill y Bolita siempre se le acusó –a veces desde la propia Dupuis– de no reflejar el zeitgeist de una Francia en constante evolución en la década de los sesenta y setenta. Pero visto en perspectiva, el microcosmos creado por Roba se ha convertido en un lugar al que regresar una y otra vez a rememorar una felicidad y una época más sencilla. Algo que se puede hacer sin problema casi seis décadas después de la publicación de algunas de las aventuras de este tomo dado el carácter universal de las planchas de la serie. Y eso, junto a la maestría en el gag y una sensibilidad que conecta con el lector, convierte a este tomo –nuevamente– en un imprescindible en cualquier comicteca.

Sobre la edición de Bill y Bolita 1963-1967
Dolmen editorial publica este Bill y Bolita 1963-1967 en un volumen de tapa dura sin sobrecubiertas. En el interior papel –mate– y reproducción gráfica de máxima calidad. Como extras incluye casi 50 páginas de reportajes, bocetos, portadas e información -que vale su peso en oro- en torno a la serie. Algo que hará que te lances a comprar este imprescindible volumen que es historia de la BD si es que no te habías decidido aun.

BILL Y BOLITA 1963-1967
Edita: Dolmen Editorial
Lanzamiento: Mayo 2022
Formato: Cartoné
Tamaño: 21 × 28 cm.
Autor/es: Jean Roba
Traducción: Juancho Ferrús
Páginas: 264 pags.
Interior: Color
ISBN: 978-84-18898-75-4
Precio: 34,95 €
Bill y Bolita 1963-1967
NUESTRA NOTA - 95%
95%
SOBRESALIENTE
Historia del comic, un tomo donde se asienta la fórmula y Jean Roba perfila lo que serian las siguientes décadas de sus más célebres creaciones. Disfrutable de principio a fin. Imprescindible.