Hablamos del tomo integral Casacas Azules 1997-1999. Un punto de inflexión en una serie que encaraba el nuevo milenio adoptando un aire más serio y reflexivo. Historia de la BD en estado puro.

Unas Casacas Azules adentrándose en la mayoría de edad.
A finales del milenio pasado, Casacas Azules había finalizado su transición desde su tono cómico inicial hacia la dramedia pura y dura. Un viaje en el que el semblante naíf fundacional había derivado a un humor bastante negro y a una crítica feroz al sinsentido de la guerra. El talento de su pareja de autores hizo que esta transformación fuera tranquila y que derivase en que su base lectora creciera exponencialmente. La colección ya no era una serie destinada a los más jóvenes de la casa. Casacas Azules había pasado a ser una colección “seria” y apreciada por los amantes de la BD para adultos. Conscientes de este nuevo estatus, Raoul Cauvin y Willy Lambil, dieron un giro a la serie. Un movimiento arriesgado con el que dejarían el camino allanado, si todo salía bien, a la colección durante los próximos años.
Este giro derivó en tramas más complejas y adultas. También en arcos dramáticos que abarcaban normalmente más de un álbum. Característica que, además, ha acompañado a la colección hasta el día de hoy. Esta mayoría de edad de la serie dejó álbumes que se han convertido en clásicos absolutos del francobelga. Demostrando que, una premisa que parecía destinada a agotar su fórmula rápidamente, en las manos adecuadas era una mina de otro. Este recopilatorio, Casacas Azules 1997-1999, contiene una de esas sagas imprescindibles. Un díptico compuesto por los álbumes Los Hombres de Paja y Los Fugitivos. Un ambicioso arco argumental que condensaba la quintaesencia de 25 años previos de genialidad. Hoy analizamos este integral que también contiene la agradable aventura ¿Quién quiere liquidar al General?. Poneos vuestras casacas azules y preparaos para disfrutar.

Los hombres de paja

Tanto el General Alexander como el alto mando Nordista pretenden dar el golpe definitivo contra los Confederados. Para ello, brindarán información falsa sobre sus posiciones, y planes inminentes, a dos soldados que caerán intencionadamente como prisioneros. Pensando que estos les confesarán esa información a sus captores. Abocando a los sudistas a una trampa de la que no podrán escapar. Lo que no han considerado es que si los soldados elegidos son Chesterfield Y Blutch, las posibilidades de éxito del plan son prácticamente nulas.
Uno de los álbumes más brillantes de esta etapa de la colección. Raoul Cauvin convierte una aventura decididamente cómica en el que hasta aquel momento había sido el mayor golpe dramático para los protagonistas. Los hombres de paja no teme abrazar su oscuridad ni comprometer los cimientos de la serie. En la guerra no hay amigos. La diferencia entre aliado o enemigo puede desdibujarse en apenas segundos. Álbum apasionante, crítico, bien escrito y con uno de los mejores finales –quizás el mejor– que haya tenido un tomo de Casacas Azules jamás.
Los Fugitivos
Tras desertar del ejército y huir a México, Chesterfield y su fiel compañero Blutch urden un plan desesperado. Viajarán hasta Washington para pedir el indulto del presidente de los Estados Unidos. Es algo que no será sencillo, ya que se ha puesto un –elevado– precio por sus cabezas. Tanto nordistas como sudistas están tras su pista. Pero, su encuentro fortuito con una compañía itinerante de Circo, les dará una oportunidad de llevar a cabo esta huida en busca de limpiar sus nombres. ¿Podrán llegar hasta la capital de la nación con todos los factores en contra?
Continuación directa de Los hombres de paja. Y una de las primeras ocasiones en las que el arco argumental abarcaba dos álbumes. Una road movie en la que los protagonistas buscan un indulto amparados por la fe ciega en un estamento que les acaba de relegar al estatus de fugitivos hace escasos días. La conclusión del díptico esconde, de manera bastante inteligente, la enésima crítica de Cauvin al fanatismo ciego que unos colores puede despertar. Y a la fe en que unos valores, manejados en despachos alejados de la línea del frente, y que manejan la vida de millares de personas, puedan entender algo sobre humanidad o razón. Cierre brillante a una de los arcos argumentales más recordados en casi medio siglo de andadura editorial.

¿Quién quiere liquidar al General?

En su enésimo intento de deserción, Blutch descubre a un soldado nordista moribundo. Antes de fallecer, éste le desvelará un complot para asesinar de manera inminente al General Grant. ¿Podrán Chesterfield y Blutch, infiltrados como ayudantes de campo de Grant, averiguar la identidad del asesino?
Una aventura ligera, amena y también entretenida. Álbum de la vieja escuela de Casacas Azules con un tono deudor de las historias más inocentes que habían acompañado a la colección las dos décadas anteriores. Rabiosamente entretenido pero poco trascendente. Aún con todo, se lee con agrado. Deja un buen sabor de boca y También pinta una sonrisa en los labios que tarda en desaparecer. Lambil aprovecha este álbum -más basado en la acción que en el texto– para desplegar todo su arte y dejar claro por qué es uno de los mejores dibujantes de BD que haya habido jamás.
La transición tranquila de una serie veterana
Si a día de hoy, Casacas Azules es un icono indiscutible del noveno arte, lo es sin duda, por su capacidad de adaptación. Y por el inmenso talento de una pareja de autores que, fiel a unos colores, supo volcar en una colección basada sobre una premisa que, en principio, daría poco juego. La etapa de finales del siglo pasado se adscribió tangencialmente a la ola renovadora del francobelga de los años noventa. Una ola que aprovecharon para saltar a la liga del cómic para adultos. Y para revitalizar los tropos del western para una generación de lectores a los que el género, por su edad, les era del todo ajeno. Y lo consiguieron además de pleno. Con un cuarto de siglo a sus espaldas, las casacas azules cabalgaban con más energía que nunca.
Porque en esencia, y como recalcamos arriba, la serie era el vehículo para diseccionar un horror, el de la guerra. Guerra que ha sido omnipresente tanto en el pasado como en el actual siglo. Y esto se ha hecho, sistemáticamente, sin adulterar ni dulcificar el mensaje. Al contrario que otras series de Dupuis más blancas –Los Pitufos, Johan y Pirluit, Spirou o Lucky Luke– Casacas Azules no teme plasmar la crudeza de los conflictos bélicos, mostrando la barbarie que estos implican de manera explícita. Algo acentuado a partir del cambio de siglo y que se ve a la perfección en el integral que hoy analizamos. Esto convierte a la colección no solo en la serie que, de manera más lúcida, ha tratado esta problemática en la historia del cómic. Sino también en una obra maestra totalmente reivindicable y que parece no haber perdido fuerza con el paso de los años.

Dolmen, la base de las casacas azules
No nos cansaremos de hablar sobre la enorme labor editorial que Dolmen está llevando a cabo con su colección Fuera Borda. Una iniciativa editorial que está recuperando algunos de los clásicos imprescindibles del francobelga. Colecciones indispensables como Johan y Pirluit, Natacha, Los Hombrecitos o Chick Bill, por citar algunas. Todas recogidas en tomos integrales con multitud de material extra que ayuda a enriquecer su lectura. Y este tomo de Casacas Azules 1997-1999 no podía ser la excepción.
Entre la docena de páginas repletas de extras encontraremos un COMPLETÍSIMO dosier sobre la figura de Ulisses S. Grant. En este se analiza tanto su vertiente histórica como su papel como ilustre secundario en la serie. También se incluyen un par de artículos, portadas originales y una divertida entrevista a Kevin Lambill. Unos complementos excepcionales para un tomo esencial dentro de la cronología de Casacas Azules. Una serie, que, como el buen vino, al envejecer va ganando fuerza y sabor.
Ficha Técnica

CASACAS AZULES 1997 – 1999
Autores: Raoul Cauvin / Willy Lambil
Edita: Dolmen Editorial
Formato: Cómic. Tapa dura.
Tamaño: 21X28. Color.
Paginas: 160 páginas
ISBN: 978-84-17956-48-6
Precio: 29,95€
CASACAS AZULES 1997 – 1999
NUESTRA NOTA - 85%
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IMPRESCINDIBLE
CASACAS AZULES 1997 – 1999 marcó un punto de inflexión en una serie que encaraba el nuevo milenio adoptando un aire más serio y reflexivo. Y lo hizo con un estiptico imprescindible y que mas de dos décadas después sigue siendo recordado por los aficionados. Nadie como Raoul Cauvin y Willy Lambil han sabido diseccionar el horror y sinsentido de la guerra mirando en la esencia de la condición humana sin caer en el tremendismo y dotando a sus historias de una solidez y agilidad únicas.