A mediados de la década de los 80, Hugo Pratt y Milo Manara unieron sus enormes talentos para ofrecer un drama colonial de época plagado de sensualidad y violencia. Más de tres décadas después Verano Indio sigue suscitando debate entre los amantes del noveno arte.

Hugo Pratt, un autor inimitable
Hablar de Hugo Pratt es hablar de uno de los mayores genios del noveno arte de todos los tiempos. Autor completo de algunos de los mejores álbumes jamás publicados, su labor como guionista para terceros también fue notable. Siempre procuró rodearse de los mejores dibujantes cuando dejaba a un lado el pincel, y por regla general les daba carta blanca para ilustrar sus guiones. Algo que no fue una excepción cuando se unió al genial dibujante Milo manara en 1983 para comenzar la serialización del álbum que hoy analizamos, Verano Indio. Una obra que desde el momento de su edición ha dividido de manera radical a los lectores. ¿Qué motivos han llevado a este cisma?

Verano Indio Lirismo y ecos en la literatura clásica.
Las primeras trece páginas de Verano Indio forman, por derecho propio, parte de la historia del arte secuencial di siglo XX. Trece páginas sin diálogo alguno en las que el lector presencia, bajo el marco más preciosista posible –una playa idílica– el acto más execrable posible. Dos indios de la tribu Squando violan a una joven de manera brutal. Abner Lewis presencia el final de la escena y aunque sabe que desencadenara una guerra entre indios y los colonos, acaba con la vida de los dos indígenas con su rifle. Tras arrancarles la cabellera regresa a su casa con la joven, Shevah Black, sobrina del reverendo Black, uno de los líderes del poblado de New Canaan. Solo es cuestión de tiempo que se desencadene una masacre fuera de toda escala.
Hugo Pratt siempre ha dado a sus guiones un aire literario lleno de lirismo, poesía y fuerza. Y Verano Indio es quizás su guion más conseguido en este aspecto fuera del mundo de Corto Maltes. Estamos ante una obra ambientada en el siglo XVII, momento sensible en la historia en el que los peregrinos habían llegado para transformar el nuevo mundo a imagen y semejanza del viejo continente. Un colonialismo que arrasó con una ira desmedida toda civilización que ya se hallase en la futura Norteamérica. El autor italiano dibuja una separación bien clara desde el primer momento entre civilización y salvajismo. Siendo este último aplicable a indios o colonos. Pratt no ofrece una postura maniquea con buenos y malos. Se niega a perpetuar una visión que ha servido como justificación de décadas de atrocidades a los llamados pioneros. La pasión irrefrenable es el motor de toda acción.

La pasión como motor de la historia.
Centra el foco en la conflictiva familia Lewis, una especie de parias a camino entre la civilización del pueblo de New Canaan y sus lazos con los pueblos indios. Demasiado salvajes para los colonos, demasiado civilizados para los Squando. La madre, Abigail, está estigmatizada por una letra escarlata marcada a fuego en su rostro. Philis, su hija, es incapaz de controlar sus pasiones sexuales llegando a traspasar la línea del incesto, Abner es un joven noble e impulsivo, todo lo contrario a Elijah, su hermano. El pequeño Jeremías, un adolescente rijoso, es incapaz, aun de comprender todo lo que le rodea. Y es precisamente por su condición como eje entre ambos mundos, por lo que funciona a la perfección esta historia.
Pratt hace una agria crítica del puritanismo y de sus falsedades. De como independientemente del color de la piel o el origen, todos estamos supeditados a la misma pasión. El poder, el sexo –omnipresente en la obra– el dinero y la dominación de un tercero, en cualquier forma o modo. No hay ignorancia en la tribu Squando, ni atraso o maldad, solo un estricto código de honor y venganza. Algo que se contrapone a la visión falsa y podrida del mundo de los colonos y del reverendo Black. Ambas visiones del mundo no solamente son incompatibles, sino que son opuestas e irreconciliables. Y la catarsis que supone el tercer acto de la obra nos lleva a la conclusión lógica. El desastre que supone la guerra y el odio entre los hombres. Todas las guerras son la misma, pero con distinto nombre y color.

Una obra estimable, pero no una obra maestra.
Verano Indio no es la obra maestra que pudo haber sido, pero es una obra sobresaliente. En parte debido a la visión tan diferente que tenían del medio Pratt y Manara. Uno –Pratt– lleno de lirismo puro y duro y sentido de la maravilla inagotable, y el otro –Manara– más un esteta que autor en esta obra. Sin embargo, el propio Manara firma aquí las que quizás hayan sido las mejores páginas en su larga y brillante carrera. Llenas de una belleza arrebatadora. Con un aire pictórico, evocador y limpio como nunca jamás ha vuelto a plasmar en una hoja en blanco. Su arte invita a leer y releer por el mero placer contemplativo Verano Indio una y otra vez. Un autor irrepetible en el mejor momento de su carrera ofreciendo al noveno arte algo que ni el mismo podría igualar en lo venidero.
Pero curiosamente, bajo los lápices del propio Pratt, más esquemáticos, duros y desnudos, esta obra no hubiera tenido la repercusión que ha tenido. Es un guion hecho casi a medida de las posibilidades plásticas de Manara. Y quizás no aprovechado en todo su potencial por este perdiéndose en ocasiones en escenas sexuales que aportan poco o nada a la trama. Algo que viene de la libertad absoluta que Pratt le dio a Manara para ilustrar su guion. Aun así queda una obra de corte literario, y con un músculo creativo estimable. Con toda la magia que Pratt sabía imprimir a sus historias y en la que trasluce el inmenso amor de este por la literatura folletinesca que tanta huella dejo en toda su trayectoria como historietista. ¿La confluencia de dos maestros de la historieta da como resultado una obra maestra incontestable? En este caso no, pero si una obra sobresaliente.

Sobre la edición de Verano Indio
Norma edita Verano Indio en formato álbum europeo de tapa dura sin sobrecubiertas. Con una excelente calidad de materiales que era necesaria para poder apreciar este álbum en toda su grandeza gráfica. Enésimo esfuerzo de la decana editorial en recuperar y reivindicarla obra de Pratt que ha comenzado hace poco con la edición de Corto Maltés en formato de lujo y que ya ha visto dos álbumes puestos a la venta.

VERANO INDIO
Autores: Hugo Pratt, Milo Manara
Colección: MANARA COLOR
Serie: VERANO INDIO
Formato: Cartoné
Tamaño: 23,5 x 31
Páginas: 152 Color
ISBN: 978-84-679-3863-0
PVP: 29,95
VERANO INDIO
NUESTRA NOTA - 87%
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NOTABLE ALTO
Una agria critica de la condición humana a manos de dos gigantes de la historieta que firmaron en conjunto una obra sobresaliente que no llego a consumarse como obra maestra. La pasión, el sexo, el poder, la civilización y el salvajismo en 140 paginas de arte en mayúsculas.