Norma Editorial publica Corto Maltés: Las célticas un recopilatorio que reúne este ciclo argumental, ambientado en la primera guerra mundial, integro y en orden por primera vez en nuestro país. Una obra maestra indiscutible del noveno arte.

Corto Maltés: Las célticas, una madurez prodigiosa para el personaje
En pleno 1971 –año en el que se edita Corto Maltés: Las célticas – y con tan solo cuatro años de vida editorial, Corto Maltés se había convertido en un icono del noveno arte. Tras el debut modélico que fue el álbum “La balada del mar salado” –una historia larga– vinieron los sobresalientes “Bajo el signo de Capricornio” y “Siempre un poco más lejos”. Ambas recopilaciones de historias cortas en las que Hugo Pratt había encontrado el formato ideal para plasmar las historias de su creación más célebre. En este corto lapso el cambio formal y modal había sido discreto, paulatino pero constante. De unos pocos toques de folclor sobrenatural se había pasado a la temática cuasi fantástica y coqueteado con el tono onírico en más de una ocasión. Algo que en Siempre un poco más lejos orbitaba en más de una historia corta.
Sin embargo, el esplendor de este tono de ensoñación y el –exitoso– salto al vacío a la temática fantástica llegaría con Las Célticas. Un álbum nuevamente ambientado en la Primera Guerra Mundial, cuyo trasfondo serviría a Pratt para analizar las miserias de la condición humana y de los conflictos bélicos. La cantidad y variedad de temáticas y la enorme sensibilidad con que el autor las aborda es realmente abrumador. Pratt ofrece la quintaesencia de todos los temas que aborda sin adornarlos con ninguna floritura. No hay subterfugios ni palabras innecesarias, la idea en su concepto más puro y en su ejecución más acertada. Algo que convertiría a este álbum en la cuarta obra maestra de un personaje que a estas alturas no necesitaba una consagración, pero que encontró un inesperado broche de oro.

Una (re)evolución necesaria y que dio en el clavo
Todos los tropos del autor seguían en Corto Maltés: Las célticas de una manera indeleble. La crítica antibelicista más feroz, la aterradora transitoriedad de la existencia, o el sentido de la maravilla de un mundo tan lleno de secretos y misterios que apenas era accesible para el ser humano. En mitad de todo, Corto Maltés, protagonista o en ocasiones testigo de la acción, generalmente muy a su pesar. Parte neutral con un norte moral intachable y con una intuición en más de una ocasión falible. Un héroe cuyas imperfecciones y debilidades le dotaban de una pátina de humanidad en la que todos los lectores podían –y ansiaban– verse reflejados. Y, sin embargo, en ningún momento estaba la sensación de estar leyendo una y otra vez la misma historia. Ni mucho menos.
Las célticas aprovechaba al máximo ese cambio de forma y fondo sin cambiar la esencia de lo que hizo grande al personaje. No sería la primera vez que Hugo Pratt haría esto –Las Etiópicas supondría otra reinvención de los códigos de la serie– pero si la vez en la que tendría un impacto mayor en el lector. Estamos ante un recopilatorio en el que realmente no hay una sola historia que baje del notable. Una obra sólida, compleja y llena de matices que muestra el horror sin moralizar. Pratt nos asoma al abismo, señala con el dedo, pero no susurra nada al oído, nos deja un espacio para que seamos nosotros los que saquemos una conclusión. Algo solo a la altura de un maestro. Ahora sí, pasemos a comentar las historias incluidas en el volumen.

El ángel de la ventana de oriente

Corto Maltés se encuentra en una isla veneciana en busca de las pistas que le lleven a la misteriosa ciudad de Cibola. Un lugar que según las leyendas alberga una riqueza inabarcable. Sin embargo, la cercana presencia del misterioso Ángel de la ventana de oriente llamará su atención y decidirá investigar. Algo que le meterá en un problema del que le será casi imposible escapar. ¿Quién o qué es el misterioso Ángel?
Un comienzo de tomo que sirve como declaración de intenciones del autor. Aun no ahondando –o en algunos casos trampeando claramente– en ciertos temas, Pratt sirve un relato donde interviene el factor antibelicista, los temas sobrenaturales y el ambiente de realismo mágico, y los destinos exóticos. Se recuperan viejos personajes que sirven como nexo entre autor y lector y queda como poso un relato corto pero intenso. Un anticipo exquisito de lo que vendría a continuación.
Bajo la bandera de oro
La primera guerra mundial está a punto de llegar a su final. Sabedor de esto, el Teniente Radetzky prepara un plan que le permita hacerse con el oro del Rey de Montenegro, algo que le permitirá salir del conflicto con una fortuna desorbitada. Pero no es el único que ha puesto su atención en este jugoso botín. Cuando las hostilidades bélicas estén a punto de desaparecer, empezará la codicia, un enemigo que hará que hasta los propios aliados cuestionen sus lealtades. ¿Podrá Corto Maltés salir indemne de este remolino?
Una historia arquetípica donde un puñado de oro es el motor de la historia. Una historia, por cierto, de aire ciertamente cinematográfico. La presencia del propio Corto Maltés es anecdótica. Pero aun siendo poco menos que un secundario, este relato corto no adolece su escasa presencia. No es demasiado profundo, como si lo serían los demás cuentos recopilados en las célticas, pero ahonda en algunos de los temas fetiche del autor. La avaricia, el sinsentido bélico y como toda rivalidad es relativa si la circunstancia lo merece.

Concierto en O`menor para arpa y nitroglicerina

En 1917 el conflicto entre los rebeldes del Sinn Feinn y el pueblo inglés se ha recrudecido hasta un punto de no retorno. Corto Maltés, simpatizante de los rebeldes, se verá en mitad de un juego de traiciones que le hará replantearse la naturaleza misma del conflicto. ¿Hasta qué punto estará dispuesto a sacrificar sus ideales a favor de la causa?
La mejor historia de Las célticas con mucha diferencia. Una crónica descarnada de como un conflicto puede desintegrar los valores de toda una nación. Corto Maltés como espectador en el conflicto entre el Sinn Feinn y el pueblo inglés que nos expone de una manera cruda como a veces una mentira dolorosa, pero necesaria, es mejor que una verdad dolorosa. Un guion con tantas capas y relecturas que sorprende por su profundidad pero sobre todo por su equidistancia moral. Un libreto con una gran melancolía que nos descubre el absurdo de las ideologías o las fronteras. Magistral.
El sueño de una mañana de invierno
Oberon, rey de las hadas ve amenazado su reino por la cercanía de los invasores alemanes. Incapaz de actuar en el plano real, deberá servirse de un hombre para que frene al avances invasor. La suerte -o no- hará que ese hombre sea Corto Maltés.
Un homenaje A William Shakespeare como solo Hugo Pratt podría llevarlo a cabo. Quizás la historia más ligera –e intrascendente– del álbum, pero aun con todo una pequeña maravilla llena de referencias. Agrada ver a Corto Maltés como un émulo del Rey Arturo defendiendo los mitos británicos de la invasión de los mitos teutones que traería la invasión alemana. Un divertimento que quizás con más desarrollo hubiera ganado enteros. Aun con todo, de obligada lectura.

Vinos de Borgoña y rosas de picardía

En las trincheras del Somme se enfrentan el mejor tirador del ejército australiano y el mejor piloto de la fuerza aérea, el temible Barón Rojo. Con una partida en unas letales tablas que están costando decenas de vidas a ambos bandos, Corto Maltés ideara una estrategia que puede que decante la balanza del lado aliado.
Una historia que pese a su visible sencillez esconde mucho más de lo que aparenta en un primer vistazo. Prat derriba –literalmente– el concepto del héroe de guerra equiparando la seriedad solemne del Barón Rojo –que hace una aparición en la historia– y demuestra que bajo según que circunstancia, todos podemos ser condecorables. No hay ni héroes ni honor en la guerra y a veces la diferencia entre vivir o morir puede depender de algo tan prosaico como… un trago de vino. Una manera sutil pero firme de llevar a cabo un relato antibelicista.
En el tinglado de la antigua farsa
Caín Groovesnore, amigo personal de Corto Maltés, ha sido acusado de un crimen que no ha cometido. Disputó a defender el honor y demostrar la inocencia de su compañero, iniciará una investigación en la que, a cada paso que da, parece meterse en un problema misterio más insondable. Un titiritero, una bella corista, dos amantes y un teatro que no es lo que parece. ¿Será Corto capaz de encajar todas las piezas a tiempo?
¿Qué sucede cuando mezclamos los mitos artúricos y el mundo de Corto Maltés? La respuesta es sencilla, una de las historias más icónicas del personaje y un relato corto que simboliza como pocos la esencia del pensamiento de Pratt. El hombre como un títere de un destino en el que apenas tiene control. Una historia realmente frenética que con una pátina de realismo mágico que no teme tocar los temas más sensibles. Y que lo hace sin perder una sola fibra de seriedad pese a lo extraño del escenario. De lo mejor de Las célticas, y de toda la trayectoria del personaje.

La magia de Las Célticas, un clásico imperecedero
Gráficamente, estamos ante un tomo que tiene a un Pratt que aún no había completado su tránsito hacia la síntesis de la línea a su mínima expresión. Esto nos permite disfrutar lo mejor de su uso del claroscuro y de la mancha como recurso, a la vez que nos deleita con un dibujo en ocasiones todavía detallado y con una fuerza arrolladora. Pocos autores han sabido expresar tanto con tan poco o han sabido evocar melancolía –entre un amplio catálogo de emociones– con apenas un par de líneas. La composición de página, como era habitual en el historietista, es clásica y de cuadrícula inmutable. Algo que no resta energía a su narrativa siempre con el tempo justo. La edición coloreada -una de las consultas más extendidas sobre estas dobles ediciones de norma- no traiciona el dibujo de Pratt y aporta una nueva visión a este imprescindible volumen.
El balance final que deja Corto Maltés: Las célticas, cuarto tomo recopilatorio de la serie, es inmejorable. Estamos ante la cumbre creativa del personaje y ante uno de los mejores trabajos del autor, algo que viniendo de Hugo Pratt son palabras mayores. La síntesis creativa que presenta Las Célticas es de una genialidad incuestionable. Estamos ante una actualización de los mitos celtas, y ante una obra antibelicista. También ante una crítica a la condición humana y ante una obra que emana realismo mágico por los cuatro costados. Y la mezcla de todo esto, bajo el prisma creativo del autor, da como resultado una obra maestra atemporal que, leída a día de hoy, no ha perdido nada de su fuerza. Más bien ha ganado legitimidad refrendando sus argumentos en medio siglo de conflictos bélicos absurdos en los que por desgracia no hay una voz de la razón, como en Corto Maltés.

Sobre la edición de Corto Maltés: Las célticas
Norma Editorial edita este Corto Maltés: Las célticas en dos ediciones, una en color y otra en blanco y negro. Ambas en tomo a tapa dura gran formato y sin sobrecubiertas. En el interior, tanto el papel como la reproducción gráfica son sobresalientes. Como extra, incluye un extenso artículo al inicio del volumen contextualizando la obra.

CORTO MALTÉS 04: LAS CÉLTICAS
Edita: Norma Editorial
Autor: Hugo Pratt
FORMATO: Cartoné
TAMAÑO: 22,5 x 29,7
PÁGINAS: 160 Color
ISBN: 9788467941586
PVP: 29,95 €
Corto Maltés: Las célticas
NUESTRA NOTA - 95%
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¡Imprescindible!
Una obra maestra incontestable de Pratt y un tomo capital e imprescindible de Corto Maltés. Seis historias en las que no sobra ninguna y ni una baja del notable alto. La prueba de por qué esta colección es una institución dentro del noveno arte.
Fundador de esta pequeña gran familia que es La Comicteca. Amante del noveno arte desde que aprendí a leer. Lector y escritor en proporciones variables y según el momento. En mitad de todo lo que sea cultura popular.