En 2018 estos entrañables personajes, nacidos de la fértil imaginación del historieta Peyo cumplieron seis décadas de vida. Una trayectoria llena de éxitos e historias imperecederas.

Unos secundarios elevados a protagonistas estelares.
Son muy pocas las colecciones que durante décadas han sobrevivido en el maremagno editorial del mundo del cómic. Y menos aun las que 60 años después de su debut siguen editando álbumes periódicamente y con relativo éxito editorial. Con una película estrenada en 2017-La aldea escondida– y un álbum recién editado en su país de origen –Los pitufos y La maquina de los sueños– las inmortales creaciones de Peyo pueden presumir de pertenecer a este selecto club. Desde La Comicteca vamos a iniciar un ciclo que pretende recopilar todos sus álbumes reseñadolos. Una iniciativa que pretende acercar a nuestros lectores clasicos imperecederos del BD. Pero primero pitufemos su trayectoria brevemente. ¡Bienvenidos al la aldea pitufa!
Podría decirse que la génesis de estos personajes se dio de manera repentina y no deliberada. En 1958 la serie Johan y Pirluit, editada en “Le journal de Spirou” desde 1954, inició la serialización de un nuevo álbum titulado “La flauta de los pitufos”. En esta aventura –la decimosexta del popular dúo– Pirluit hallaba una flauta mágica. Esta tenia el peculiar poder de hacer bailar hasta la extenuación a quien escuchara la música que producía. Tras perderla, debían acudir a la aldea Pitufa, cuyos misteriosos y diminutos habitantes habían fabricado el instrumento. Ellos les ayudarían fabricando otra flauta con la que vencer al malvado Torchesac. Pese a su rol totalmente secundario –apenas tenían peso argumental– los pitufos llamaron la atención del público.

Fantasía medieval… y algo mas.
Tras recibir decenas de cartas pidiendo su regreso, e influido por el dueño de la editorial, Jean Dupuis, Peyo decidió que en el siguiente álbum de la colección harían otra aparición. Todavía como secundarios pero con algo mas de peso argumental y desarrollando mas su mitología. En 1959 y en el álbum “La guerra de las siete fuentes”, ya con un aspecto gráfico más definido, ayudaban a Johan y Pirluit en una aventura de corte fantasmagórico y aventurero. Y esta apuesta arriesgada –Johan y Pirluit eran ya populares de sobra– le salio redonda a la editorial Dupuis.
La respuesta de los jóvenes lectores fue aún más entusiasta. Esto llevó al debut en solitario de Los Pitufos aquel mismo año. Con el álbum “Los pitufos negros” –que sería redibujado y ampliado para su reaparición en 1963– echaba a andar una de las colecciones más emblemáticas del BD de todos los tiempos. La serie presentaba a unos afables y diminutos seres de color azul que vivían ocultos en el interior de setas. También se definía definitivamente la aldea pitufa, que seria el escenario recurrente de ahí en adelante. Había un mundo de posibilidades para dar forma a la que se convertiría en una de las series mas populares de todos los tiempos.

Pitufando cine, televisión y cómic.
Ubicados temporalmente en algún momento del medievo, cada uno de los habitantes de la aldea pitufa estaba definido por una característica única. Teníamos al pitufo fortachón, al tarugo, al estudioso y al comilón, entre otros muchos. Todos ellos capitaneados por el más sabio y viejo de todos, Papá pitufo. Con Gargamel como principal antagonista, Peyo elaboro casi una treintena de álbumes hasta su muerte a comienzos de los noventa. Historietas donde cabía toda clase de temáticas y dinámicas. Desde álbumes meramente aventureros o en los que los pitufos debían solventar algún problema, hasta otros de con un corte más marcado de protesta política o social. Por el camino había dejado abandonados a Johan y Pirluit una serie a día de hoy injustamente olvidada. Pero el éxito de sus pequeñas creaciones pareció atenuar esa perdida. Con unas ventas millonarias y traducciones a decenas de idiomas, las adaptaciones animadas solo eran cuestión de tiempo.
Y el debut cinematográfico se dio en 1976 con una magnifica adaptación del álbum “La flauta de los pitufos” dirigida por Eddie Lateste y el propio Peyo. Un filme a camino entre el musical y el género de aventuras que tuvo una magnifica recepción. Esto dio pie a la empresa Hanna-Barbera a llevar a cabo una serie de televisión propia. Desde 1981 hasta 1990 produjeron un total de 421 capítulos animados que acompañaron a varias generaciones de jóvenes e hicieron que los pitufos alcanzasen su cenit. Merchandising de todo tipo, spin-offs, los Pitufos alcanzaron categoría de lo que más tarde se denominaría como “transmedia”. Algo pionero en aquel momento y aun notable a día de hoy.

Norma y los pitufos, recuperando todo un legado.
Tras la temprana muerte de su autor en 1992, la colección fue continuada por su hijo. Esto llevo a una linea de afan continuista, respetuosa con el legado de Peyo, pero sin saber emular toda su magia. Solo una posterior adaptación cinematográfica posterior en 2011 resucitaría –y de qué manera- la franquicia para darla a conocer a una nueva generación de niños y niñas. A este filme de animación por ordenador con insertos reales, siguieron dos secuelas. Una tan solo dos años después y otra en 2017. Esta ultima ya completamente animada. Algo que demuestra la universalidad de la propuesta de los personajes mas populares de Peto.
¿Y en nuestro país? Norma editorial esta llevando a cabo una labor encomiable editando TODO el material de Los Pitufos. En forma de álbumes sueltos –casi paralelamente al país vecino– o en recopilatorios integrales. Este mes de julio salen a la venta el álbum 37 El dragón del lago y el séptimo integral. Tomos, ambos, que analizaremos esta misma semana en la comicteca. Primer paso, como indicábamos arriba, de recopilar TODA la trayectoria de estos inmortales personajes para todos vosotros.
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