Los superhéroes siempre han luchado por la justicia, la igualdad y el bien común. Pero pocos autores como Paul Dini y Alex Ross han sabido plasmarlo tan bien. Es por ello que realizaremos que este artículo está dedicado a The World’s Greatest Super-Heroes, una colección protagonizada por los justicieros más famosos de la editorial.

Creados para inspirar
Para muchas personas, los tebeos son un medio más de entretenimiento. Pero hay momentos en los que las obras han sido algo que va más allá que un mero pasatiempo para evadirnos de la realidad. En ocasiones han servido para dar esperanza. El propio nacimiento de muchos superhéroes en los años 40 es un claro indicativo de ello. Una sociedad americana que enviaba a sus hombres al viejo continente a pelear en una de las peores guerras de la humanidad necesitaba algo a lo que agarrarse para tener fe y motivar a la juventud. Es aquí cuando nace el boom de los famosos enmascarados que combatían por el bien y la justicia. A raíz de esto aparecen algunos como Superman, el Capitán América o Batman. Cuando uno empieza a leer estos cómics de la Golden Age, fácilmente encontraremos mensajes patriotas y cívicos.
Aunque a día de hoy la mayoría de compradores de tebeos son personas de mediana edad, en sus inicios iban dirigidos al público infantil. Al igual que muchos medios de la época, estas publicaciones se usaron para hacer una propaganda política encubierta. Mientras se libraban guerras en Europa, los niños americanos veían a hombres poderosos luchando contra la maldad. Estados Unidos necesitaba a buenos ciudadanos y los superhéroes eran un excelente método para inculcar esos valores. Por ejemplo, en el primer número de la colección de Batman, fechado en la primavera de 1940, en su última viñeta encontramos un claro mensaje. Aquí se invita a los muchachos a seguir el ejemplo de Robin y tener buenos actos cívicos sin buscar recompensas económicas. Además, se enumera una lista de valores, en los que encontramos la disponibilidad, la obediencia, la hermandad, la laboriosidad y el nacionalismo.

Acabamos con los nazis, pero no erradicamos todo lo malo
Aunque la Segunda Guerra Mundial finalizó hace muchas décadas, este mensaje todavía sigue en pie. Quizás hoy más que nunca; puesto que ha sido en los últimos años cuando la sociedad ha abierto los ojos y se ha dado cuenta de la gran desigualdad que hay. No es necesario que haya conflictos armados (aunque estos nunca hayan cesado), para darnos cuenta de todo el sufrimiento que azota al mundo. Pero estos justicieros nos siguen enseñando sobre la honradez, la empatía, el altruismo y la bondad. Hoy repasaremos una serie de novelas gráficas de Paul Dini y Alex Ross en las que veremos a varios de los superhéroes más poderosos luchar contra las injusticias sociales que están demasiado presentes en nuestros tiempos. Se tratan de Superman: Paz en la Tierra, Batman: Guerra contra el Crimen, Shazam: El Poder de la Esperanza y Wonder Woman: El Espíritu de la Verdad.
Cada una de estas novelas gráficas nos pondrán a los personajes más emblemáticos de DC plantando cara a problemas que ni ellos mismos son capaces de solucionar. No importan los poderes o medios que tengan; hay cosas que un solo hombre o mujer no podrá arreglar. Son unos tebeos donde al lector se le da un puñetazo de realidad, mostrándonos el lado más humano de los superhéroes y una crudeza muy real. Es imposible que leyéndolo no se nos vengan a la mente gente de nuestro entorno o situaciones que vemos diariamente en las noticias. Pero, pese a que Batman, Superman, Wonder Woman y Shazam no van a reparar estos problemas sociales, sí nos enseñan a dar lo mejor de nosotros mismos, a aliviar en lo que podemos la situación y a demostrar que cualquier gesto, por pequeño que sea, puede reconfortar e inspirar a otros.

La lucha contra el hambre
¿Qué hiciste ayer? Posiblemente hayas estado trabajando o disfrutando de unas merecidas vacaciones. Puede que salieras al cine con unos amigos, a un bar a tomar unas copas o te hayas quedado en casa jugando a videojuegos y viendo series. Lo que sí es seguro es que has disfrutado de un desayuno, un almuerzo, una cena y hasta alguna comida más entre medias. Por desgracia, ayer 25.000 personas murieron por desnutrición porque se han tirado días sin llevarse nada a la boca o una cantidad insuficiente. Y hoy fallecerán otros 25.000. Y mañana. Hemos tenido la suerte de nacer en países en los que, aunque nos quejemos de las dificultades económicas que hay, no hay casos de grandes hambrunas como en otros lugares subdesarrollados. Pese a las desgracias que podamos tener, siempre tendremos algo que llevarnos a la boca. Pero gran parte de la población mundial no.
Comienza la temporada navideña en Metropolis, una época en la que las familias se reúnen para degustar deliciosas manjares, se gastan millones de dólares en regalos y todo son luces, alegría, villancicos y felicidad. Sin embargo, Navidad también es esa fecha que consigue acrecentar el dolor de muchos. Son personas pobres, que no tienen nada para comer, o gente sin familia o sin hogar. Es en esta festividad cuando los suicidios aumentan notablemente, ya que las diferencias se perciben aún más. Tras colocar un abeto iluminado en la plaza de la ciudad, Superman nota la presencia de una joven hambrienta. El Hombre de Acero se la llevará volando a un albergue para indigentes para que así pueda alimentarse y salir de la desnutrición que sufre. Ahí es cuando verá a decenas de hombres y mujeres sin hogar sufriendo los estragos de la pobreza.

Unos tiramos comida porque sobra, otros fallecen por la que les falta
Todos recordamos que Clark Kent, antes de ser el aclamado superhéroe, fue un niño críado por una familia granjera en Smallville. Desde pequeño su padre le enseñó la importancia del trabajo agrícola; ya que esas semillas que ellos siembran hoy será la comida de millones de personas en el mundo. Esto hará que el kryptoniano acuda a la Organización de las Naciones Unidas para proponer un reparto justo de los alimentos. Por todos es sabido que mientras aquí nos sobra comida (según la FAO se tiran 1300 millones de toneladas de comida al año, es decir, un tercio del total producido para el consumo humano), en otros países del tercer mundo, la gente muere por estar días sin comer. Tras el sí de la ONU, Superman se dedicará diariamente a transportar volando toneladas de alimento a lugares desfavorecidos y así poder acabar con el hambre en el mundo.
Sin embargo, no todos estarán de acuerdo con esta iniciativa. Mientras que algunos ciudadanos lo miran con miedo, hay dictadores que lo ven como una amenaza contra su régimen, ya que les interesa que los habitantes de su nación vivan en la pobreza extrema para así seguir en el poder. Y también están los dirigentes de países ricos que rechazan esta iniciativa porque les perjudicaría a la hora de continuar explotando esos sitios y a sus habitantes. El problema de la falta de alimento y la pobreza nunca ha sido culpa de la escasez de producción. Como dijimos anteriormente, cada año se genera una gran cantidad de comida que termina siendo tirada a la basura. Todo gira en torno al dinero. Ese maldito y sucio dinero. Es innegable que, a lo largo de la historia, grandes naciones han conseguido su patrimonio arrasando otros territorios y sumiéndolos en la indigencia.

No cambiaremos el mundo, pero podemos mejorar la vida de los que tenemos cerca
En muchos países pobres sus gobernantes viven en grandes palacios o rascacielos con una cantidad de dinero incuantificable. Poseen equipos de fútbol europeos, garajes llenos de coches de alta gama, yates por todo el mundo y empresas que cotizan millones en bolsa. Mientras tanto, sus ciudadanos carecen de derechos humanos básicos (especialmente las mujeres y niñas) y viven en la miseria. Que Superman quiera acabar con esta injusticia no beneficia a los poderosos que han amasado su fortuna con la sangre de gente inocente. Nosotros nunca podremos erradicar estos males endémicos de la sociedad. Superman no pudo eliminar el hambre en esta obra, y en la vida real sería imposible ya que solo es un personaje ficticio. Mas su ejemplo nos puede motivar a todos para intentar paliar estas injusticias. Y esto se consigue mirando a nuestro alrededor y ver qué podemos hacer por el prójimo.
Aunque no podamos frenar el hambre en el mundo ni acabar con la pobreza mundial, sí podemos ayudar para paliar el daño que nuestra sociedad puede ocasionar. ¿Acaso no hay en nuestro propio país gente que tiene que ir a bancos de alimentos para poder llevar algo para nutrir a su familia? Esta situación fue muy crítica especialmente en la reciente pandemia, en la que las llamadas «colas del hambre» aumentaron cuando muchos perdieron sus empleos o no podían obtener ingresos por culpa del confinamiento. Tanto tú como yo somos gente insignificante que no va a cambiar el rumbo de la humanidad. Pero sí podemos hacer pequeños gestos con aquellos que están pasando por apuros económicos o los refugiados que huyen de su país y llegan sin recursos. ¿No es eso lo que Superman querría que hiciéramos por el prójimo? Empecemos por cambiar la situación en nuestro propio entorno.

El mal nunca cesará, pero podemos hacer que alguien deje ese camino
El crimen es algo que lamentablemente nos rodea allá donde vayamos. Es poner el telediario y escuchar casos de asesinatos, robos, ataques terroristas, secuestros, violaciones, pederastia, violencia de género y demás horrores. Lo peor de todo es que existe un efecto llamada. Por ejemplo, desde la violación por parte de La Manada a una joven en Pamplona durante San Fermín, el número de agresiones sexuales en grupo ha aumentado considerablemente. También hay mayor cantidad de asesinatos vicarios, en los que el padre mata a sus propios hijos con tal de hacer daño a la madre, desde que conocimos a José Bretón. Y así podemos enumerar un montón de casos más. Lo más triste de todo es que todas estas salvajadas han terminado por insensibilizar a la sociedad y vemos como algo cotidiano estos actos delictivos tan amorales. Vivimos en un mundo desigual en el que los malvados actúan impúnemente.
En el mundo del cómic hay un crimen que posiblemente sea el más conocido en la ficción y que, pese a todas sus reformulaciones, siempre se ha mantenido igual. Sucedió en el Detective Comics 33, con fecha de portada de noviembre de 1939. En unas pocas páginas presenciamos cómo un ladrón dispara a Thomas y Martha Wayne, dejando a su hijo huérfano y traumatizado de por vida. Tras la muerte de sus padres, Bruce inició una cruzada contra las fechorías para evitar que más gente tuviera que pasar por el dolor y la tristeza de perder a seres queridos. Sin embargo, hay un famoso dicho que dice que las guerras se ganan con pequeñas batallas. Batman: Guerra Contra El Crimen habla de una de ellas; de cómo el Caballero Oscuro no acabó con el crimen pero sí consiguió que un joven no terminara en el camino de la delincuencia.

Quítale la pistola a un niño y cámbiasela por un futuro
La trama transcurre en el pobre barrio de Bayside, un lugar con calles sucias y en el que el crimen es el pan de cada día. Es un sitio decadente en el que viven las familias más humildes de la ciudad, por lo que muchos jóvenes terminan cayendo en las garras de las pandillas y otras bandas urbanas que se dedican a cometer ilegalidades. Aquí ya encontramos un primer punto muy interesante. Mucha gente justifica el racismo alegando que quienes tienen otro color de piel cometen más hurtos y atracos. Sin embargo, parecen no tener en en cuenta que muchos niños y adolescentes que viven en la marginalidad se ven obligados a realizar estas acciones para sobrevivir, sin darse cuenta de que esto les terminará corrompiendo. Hay personas que por la falta de oportunidades y de escasas ayudas gubernamentales para la integración no han podido elegir otro estilo de vida.
Obviamente Batman no va a permitir los crímenes, pero sí buscará la manera de evitarlos. Es por ello que, como Bruce Wayne, mantendrá una reunión con el corrupto empresario Randall Winters; quien busca reemplazar ese área para aumentar su ya cuantiosa fortuna a costa de dejar sin hogar a esas personas. Esa misma noche, el murciélago se dirige a la zona como parte de su patrulla nocturna. Allí descubre a Marcos, un niño de raza negra de 8 años cuyos padres acaban de ser asesinados durante un atraco. El Caballero Oscuro sentirá compasión del pequeño al verse reflejado en él. Es entonces cuando intentará evitar por todos los medios que el joven empiece a unirse a los grupos marginales del barrio y que, por el odio, la soledad y la escasez de recursos, se convierta en lo mismo que mató a sus progenitores.

Tendiendo una mano y dando esperanza
En esta historia el Cruzado Enmascarado no consigue eliminar y erradicar el crimen; pero sí buscará otorgar esperanza y un futuro a una pobre alma desvalida. Además, como Bruce Wayne hará todo lo posible para que Bayside no sea destruida; sino que más bien sea remodelada, para que los inmigrantes y las personas de clase obrera puedan tener una vida digna, sin tener que ser víctimas de toda esta maldad. El Caballero Oscuro lo reconoce: él nunca podrá acabar con todo el crimen del mundo mas sí puede arreglar la vida del prójimo, como superhéroe y como multimillonario. Normalmente vemos a los criminales como personas malas que buscan hacer daño a otros. Y realmente lo son. Pero muchos nacieron sin esa vileza; eran solamente niños que por unas malas circunstancias se vieron abocados a ello por no tener ninguna perspectiva de futuro.
Pocas veces nos paramos a pensar y mirar más allá para ver que el joven afroamericano que porta un arma quizás lo hace porque un blanco rico, mucho más ladrón y no de mejor calaña por mucha ropa cara que lleve, ha decidido ponerle un techo de cristal y que esa sea su única forma de subsistir. Obviamente, esta novela gráfica no es un alegato para defender a los trasgresores de la ley; el propio Batman se encarga de perseguirlos y de intimidarlos usando el miedo. Quien comete estos hechos debe ir ante la justicia y pagar por ellos. Sin embargo, lo preferible siempre es prevenir que esto pase por el bien de todos. Pero a veces solo hace falta un poco de empatía y ofrecer oportunidades para marcar la diferencia y que una persona que coqueteé con el crimen se convierta en alguien de provecho y con valores.

El combate que todos sufrimos en nuestro interior y que, en algún momento, perderemos
En la introducción del artículo hablamos de cómo la Segunda Guerra Mundial propició la creación de los cómics de superhéroes. Pero desde el inicio de la humanidad, el mundo se ve envuelto en otra guerra mundial: la que más vidas se ha cobrado y contra la que no podemos vencer; porque una vez erradicamos una, aparecen decenas de enemigos más. Estamos hablando de las enfermedades. ¿Qué puedo escribir cuando todos hemos vivido una pandemia mundial? ¿Qué podría añadir cuando todos hemos perdido a conocidos o hasta a seres queridos por este virus? El Covid-19 se ha cobrado (oficialmente) a más de 103.000 personas solamente en España y unos 6,19 millones en todo el mundo. Seguramente sean muchos más. Nunca llegaremos a saber con certeza todas las vidas humanas que un virus nos ha arrebatado.
El problema es que antes, durante y después del coronavirus ha habido, hay y habrá miles de enfermedades más. El cáncer, los ictus, los infartos, el VIH, los trastornos psicológicos, la tuberculosis, el cólera, la gripe, el alzheimer… Estos son solo algunos de los ejemplos más comunes entre las miles de afecciones y pestes que hay. Todos hemos visto cómo un familiar o un amigo ha fallecido. Algunos se han ido apagando poco a poco mientras que otros se fueron en un instante. Los hay que tuvieron una muerte suave y apacible rodeados de los suyos y otros que se vieron sometidos a mucho dolor o sufrimiento. Y, aunque nuestros seres queridos se hayan ido, estas enfermedades han dejado un gran dolor en nuestra alma por arrebatárnoslos. Sin embargo, los que estén ingresados necesitan esperanza y aferrarse a algo para combatir o al menos poder disfrutar durante sus últimos momentos.

Enfermar y morir en compañía
En Shazam: El Poder de la Esperanza, el joven Billy Batson recibe un saco lleno de cartas de oyentes de su programa de radio para que se les haga llegar al Capitán Marvel; quien realmente es su alter ego. Una de ellas incluye dibujos de niños internados en un hospital infantil. Es por ello que nuestro héroe decide visitarles y pasar varios días junto a ellos mientras les ayuda de diversas formas: empatizando con ellos, llevándoles de aventuras, asistiendo en sus problemas familiares o, simplemente, sujetando una mano para que una niña dé su último aliento con una sonrisa en la cara. Billy no sanará sus dolencias y verá cómo algunos que apenas han empezado a vivir tienen que despedirse de su corta existencia. Aun así, consigue que un sitio tan horrible y en el que ningún padre desea que su hijo esté se convierta en un lugar alegre.
Billy Batson con solo gritar «¡Shazam!» consigue la sabiduría de Salomón, la fuerza de Hércules, la resistencia de Atlas, el poder de Zeus, el valor de Aquiles y la velocidad de Mercurio; pero hay algo que nunca obtendrá: la capacidad de curar y resucitar. Sin embargo, en este relato descubre que tiene un poder que todos podemos atesorar en nuestro interior: el de dar esperanza. Pero sí podemos ser un apoyo para toda la gente que nos rodea, una inspiración para luchar, continuar adelante y reparar el dolor de su interior. Hay casos de voluntarios en hospitales que se disfrazan de superhéroes y animan la estancia a los más pequeños. También hay quienes acuden a las residencias de ancianos y a la zona de cuidados paliativos para pasar un rato con nuestros mayores y con los enfermos terminales. Esas sonrisas valen más que todo el oro del mundo.

Empatía, altruismo y positividad durante las adversidades
Paul Dini y Alex Ross crean una historia dura pero muy emotiva y con cierto optimismo. No ignora algunos elementos del género superheroico y añade momentos de acción en determinados momentos; pero se trata principalmente de una obra con una clara temática social tratando temas en ocasiones tan tabú como la oncología, la invidencia y otros trastornos en la salud de los infantes. Pero en vez de ir a la lágrima fácil y al sentimentalismo barato, nos deja un mensaje positivo e inspirador; uno que nos impulsa a ser más altruistas, a no centrarnos solo en nuestros problemas. Hay gente que lo está pasando mucho peor que nosotros y, pese a ello, lo combaten con alegría, dejando espacio a la esperanza. Porque la felicidad no es la ausencia de problemas. La verdadera felicidad es disfrutar de las pequeñas cosas pese a las adversidades que nos ocurran en la vida.
En Shazam: El Poder de la Esperanza tendremos al propio Capitán Marvel actuando como narrador. Él se encargará de ir contándonos sus pensamientos y sentimientos en cada momento. Esto ayudará a los autores a ir profundizando en la psicología del personaje y humanizarlo más aún. En algunos momentos se nota muy claramente que pese a la portentosa envergadura del héroe, simplemente es un chico de 14 años con un asombroso poder. Y en vez de pensar que su edad puede llegar a ser una lacra para ser un superhéroe, la utiliza para conseguir comprender mejor a los niños y ayudarles al comprender los problemas por los que pasan. Él no deja de ser un crío que ha pasado por bastantes dificultades en su vida, lo que le ha servido para desarrollar más la empatía y el altruismo; los poderes que todos deberíamos tener y que por desgracia muchas veces faltan.

La diversificación y la globalización son las claves del futuro
Vivimos en un mundo globalizado. A principios del siglo XX en España, era muy raro que alguien viajara fuera de su comarca. Hubo quienes nacieron en el interior de la península y murieron sin ver el mar. Los medios de transporte eran muy limitados y pocas personas podían costearse viajes. Pero con el avance tecnológico y las mejoras de las infraestructuras, es posible trasponer a prácticamente cualquier rincón del mundo. Gracias a esta globalización hemos conocido diferentes culturas, lenguas y estilos de vida. La humanidad ha avanzado y se ha hecho más diversa. Hemos adaptado la gastronomía, el vocabulario, los inventos o los hábitos de otras naciones y territorios. Pero esto también ha traído algunos problemas causado por nuestra propia naturaleza. Se trata del choque cultural que muchas veces sucede y que solo trae más racismo, xenofobia y odio hacia el diferente.
Lo que aquí vemos como algo normal, en otros países es algo totalmente intolerable y hasta un delito. Por ejemplo, en los países occidentales, las mujeres supuestamente tenemos los mismos derechos que los hombres y podemos usar la ropa que queramos. Pero en muchos estados árabes ellas se encuentran supeditadas a la voluntad de su padre y de su marido, deben cubrir su rostro y carecen del poder de decisión para cualquier cosa. Y aunque la población musulmana ya lleva bastantes años asentada en nuestro territorio, a algunos les sigue sorprendiendo ver pañuelos cubriendo el cabello. Sin embargo, si alguna mujer europea decide viajar de turismo a países donde se procesa esta religión debe respetar esas costumbres locales y llevar la vestimenta apropiada. De no hacerlo, provocará un gran escándalo y puede ser ejecutada. Este es un perfecto ejemplo de choque cultural que merecía ser tratado en este cómic.

Una batalla por la igualdad
En la novela gráfica Wonder Woman: El Espíritu de la Verdad nos muestra lo que la princesa amazona, y por extensión, todos los humanos, debemos ser y lo que es el verdadero feminismo. Diana es una guerrera, una pacificadora, una mujer y una luchadora incansable por la verdad y la justicia. Cuando Wonder Woman intenta ayudar a personas en el Tercer Mundo, se da cuenta del gran abismo cultural que les separa; las diferencias en cuanto a vestimenta, poder, idioma y aspecto son insalvables. Ellos no la ven como una heroína, sino como un producto occidental y se niegan a aceptar su apoyo. Angustiada por la situación, acudirá a su gran amigo Clark Kent. Tras seguir sus consejos, ella decide integrarse en esos pueblos que la rechazan para aprender sus costumbres y su modo de vida para así poder adaptarse, comprender a estos ciudadanos y que ellos puedan entenderla.
Consigue captar perfectamente la esencia de Diana, lo que significa para la humanidad y cómo lucha por conseguir fines tan loables como la paz y la justicia. A pesar de ser un personaje ficticio, los problemas que se tratan son reales. Los vemos en los medios de comunicación y hasta en nuestro día a día. Por muchos avances que haya, nuestras diferencias sociales y costumbres culturales siguen siendo un bache insalvable entre nosotros. Hasta que esto no se llegue a solucionar, seguiremos teniendo problemas como el racismo, la intolerancia o el machismo. Por eso necesitamos un mundo en el que haya más “Wonder Women” (y Wonder Men). Todos podemos serlo, sin importar el género, la raza, la orientación sexual o la religión; porque los conflictos hay que solucionarlos y las barreras culturales y sociales deben vencerse para que podamos luchar todos juntos por la igualdad, la justicia y la paz.

Unidos venceremos
Tras la finalización de estas cuatro novelas gráficas, DC Comics quiso aprovechar el éxito y publicó JLA: Orígenes Secretos. Esta obra se encarga de presentarnos los orígenes de varios miembros de la Liga de la Justicia. En ella están presentes Superman, Batman, Wonder Woman, Flash, Green Lantern, Aquaman, el Detective Marciano, Green Arrow, Hawkman y Hawkgirl, el Átomo, el Capitán Marvel (Shazam) y Plastic Man. Además, se incluyen pequeñas menciones a otros componentes secundarios como Canario Negro, Adam Strange, Zatanna, Metamorpho, el Hombre Elástico, el Fantasma Errante y Tornado Rojo. Aunque nada de lo que se narra aquí es diferente a lo que ya conocemos, es una buena guía para que aquellos que se quieran iniciar en la Liga de la Justicia conozcan a los héroes del grupo gracias a este somero repaso. Esta historia viene incluida en del tomo JLA: Libertad y Justicia publicado por ECC Ediciones.
Quizás sea un poco pronto para hablar del coronavirus y tratar sobre historias que se centran en pandemias mundiales. Las secuelas que nos ha dejado han sido terribles. Algunos todavía siguen de duelo o recuperándose físicamente de los problemas de salud que les ha dejado el Covid. Y otros aún tienen que lidiar con miedos y trastornos psicológicos asociados al confinamiento. Pese a que todo está ya volviendo a la absoluta normalidad, esto nos ha marcado para toda la vida. ¿Quién les iba a decir a Paul Dini y a Alex Ross que poco más de 15 años después de escribir JLA: Libertad y Justicia el mundo viviría algo similar? Lo peor y más triste es que la realidad fue capaz de superar (y por mucho) a la ficción. Porque lo que hemos pasado ha sido más duradero, más mortífero y más devastador en todos los sentidos.

Reflexiones durante la pandemia
Una extraña plaga ha azotado una aldea de África, causando la muerte de toda la población. Además, se está expandiendo a gran velocidad por todo el mundo. Es por ello que se requerirá la ayuda de la Liga de la Justicia, quienes se encargarán de investigar si es un virus natural o un ataque bacteriológico. Una vez asisten al lugar de la catástrofe, descubrirán que se trata de una infección que viene del espacio. Esta enfermedad afecta solamente a los seres humanos y les causa una parálisis total. Es por ello que, pese a no morir, deja a cualquier persona en un estado vegetativo. Ante esta revelación, los miembros del grupo se verán obligados a tomar medidas extraordinarias que causarán un gran impacto en la confianza que tiene la sociedad hacia ellos. Empezarán a ser cuestionados y sus acciones no gozarán del beneplácito popular.
Es aquí cuando los autores abren algunos debates muy interesantes que servirán para hacer reflexionar al lector. El narrador y gran protagonista de esta obra es el Detective Marciano. Aunque ama el planeta Tierra y ha jurado protegerlo, siente que es un extraño y su aspecto y poderes han causado más miedo que confianza. En una conversación con Superman, el Hombre de Acero deja una frase para la historia al afirmar que por muy seria que sea su lucha contra el virus, la verdadera batalla será contra la opinión pública. Y es que, cuando las noticias se filtran a la prensa, empiezan las tertulias y las discusiones sobre si esta infección ha sido causada por los propios alienígenas que forman parte de la Liga de la Justicia. Da igual cuánto peleen algunos por hacer el bien y ayudar al prójimo, siempre se juzgará mal y culpará al que es diferente.

¿Virus alienígena o social?
Por otra parte, veremos cómo al filtrarse las revelaciones y aparecer en las noticias, la gente entra en un pánico colectivo que la propia Liga tendrá que enfrentar. Muchos han perdido la confianza en ellos por el secretismo con el que intentaron llevar el tema del virus. Se empiezan a malinterpretar las acciones de los justicieros por mantener el orden, las multitudes aprovechan el caos para sembrar el mal y destrozar todo a su paso, otros se aprovechan del miedo ofreciendo curas falsas con el objetivo de ganar dinero, los hay quienes corren por el pánico sin ningún rumbo y quienes, siguiendo los informes alarmistas y sensacionalistas, se dejan llevar por la soledad y el miedo decidiendo poner fin a sus vidas de una forma rápida mediante el suicidio.
No es la primera vez ni será la última que malas personas se aprovechan de una situación catastrófica para sus propios y egoístas beneficios. Durante la pandemia ha habido a empresarios y políticos que han hecho fortuna gracias a las comisiones de material sanitario (en muchas ocasiones deficiente) o magufos y curanderos que venden sus falsos remedios mágicos y milagrosos contra enfermedades terminales. También hay medios de comunicación que manipulan a la audiencia por intereses políticos o económicos y absorben a una masa aborregada para que persigan sus fines. Y quizás esta es la mayor amenaza a la que se tiene que enfrentar la Liga. Ya no se trata solamente de impedir que el virus cause más estragos y encontrar una cura; también batallarán contra una sociedad que se aprovecha de esos momentos angustiosos y de la propia desconfianza que ellos mismos han causado al intentar arreglar esto en secreto.

Los mejores superhéroes del mundo en la vida real
No podíamos terminar este artículo sin mencionar el maravilloso dibujo con estilo fotorrealista que nos regala el gran Alex Ross, quien siempre consigue una ilustraciones asombrosas e impresionantes. Su trabajo resulta impactante gracias a la capacidad que tiene de plasmar a la perfección a las personas, sus expresiones corporales y los sentimientos que expresan en sus rostros. Estas figuras dan la continua sensación de que son gente real, que siente y padece. Es fácil olvidarse de que son solo dibujos. Además, consigue adaptarse perfectamente a la atmósfera de la obra y el entorno en el que transcurre la acción, sin ocultar la crudeza de las difíciles situaciones sociales a las que tienen que enfrentarse los protagonistas de esta colección de novelas gráficas. Pocas veces se ha conseguido transmitir tantísima humanidad en los cómics de superhéroes.
Cuando ves el título de The World’s Greatest Super-Heroes, puede parecer un poco pretencioso. Los mayores superhéroes del mundo. Suena impactante. Uno pensaría que se trata del enésimo enfrentamiento intergaláctico con una criatura todopoderosa que busca destruir el mundo junto a sus legiones de vasallos y súbditos. Pero eso es algo tan visto en el género que ya suena a tópico manido. Aquí los vemos enfrentarse a enemigos que son muy reales y los sufrimos todos. Se tratan del hambre, las enfermedades, el crimen, el machismo, las catástrofes y los que se aprovechan de ellas. De la desigualdad, la discriminación, la falta de oportunidades por los techos de cristal, la manipulación mediática… Pero con estos cómics nos damos cuenta de que quizás los mayores superhéroes del mundo seamos nosotros; porque aunque no podemos evitar estos males intentamos hacer del mundo un lugar mejor poniendo nuestro granito de arena.
Redactora de La Comicteca. Grabo podcasts en A Hideo Kojima Podcast. También tengo un blog sobre cómics. Mutante y vigilante de Gotham City. También me gustan los gatos y el Alavés (sí, son datos intrascendentes).