Spirou cumple 81 años y mantiene una salud editorial única y el estatus de icono atemporal de la historieta. Repasamos su trayectoria en papel.

Spirou; un botones siempre joven.
Hay algunos personajes de cómic que por derecho propio han pasado a formar parte de la historia del noveno arte. Personajes disfrutados por varias generaciones de lectores que en muchos casos aún siguen en activo desde su creación. Y que siguen editando, regularmente, álbumes que deleitan a sus millones de seguidores. Casos como el de Los Pitufos, creados por el genial Peyo y continuados por su hijo, Thierry Culliford, a la muerte del primero en 1992. Ejemplo paradigmatico de esta continuidad, estos pequeños seres siguen editando álbumes casi anualmente. Con mayor o menor fortuna han tenido presencia caso continua en librerías desde su nacimiento.
Pero no es el único caso, recientemente se ha editado Asterix en Italia a manos de Jean-Yves Ferry y Didier Conrad en sustitución del mítico tándem de Uderzo y Gosciny. A esta lista podemos sumar continuaciones sin sus autores originales como las que han llevado a cabo con Corto Maltés, Blake y Mortimer o Lucky Luke. O la serie que nos ocupa hoy, Spirou, que goza de una salud envidiable pese a sus mas de 80 años de edad. Demostrando que, al igual que en el cine, el cómic puede ser un material envidiablemente trasgeneracional. Que cuando una formula funciona, reinventarla, siempre traerá buenos resultados si cae en buenas manos. Y por suerte este botones siempre joven ha tenido una inmensa suerte en este aspecto. Demos un breve repaso a su trayectoria.

Nacido para «luchar» contra Tintin.
Spirou nació como personaje en 1938 editado por la revista “Le Journal de Spirou” de la editorial Dupuis. Buscaban crear una revista infantil y un personaje que pudiera competir con el éxito arrollador de Tintin. El intrépido reportero ostentaba una supremacía casi absoluta en la industria del BD de la época. Spirou fue creado por el autor francés Rob-Vel, seudónimo de Robert Velter. Para ello se basó en su propia experiencia como camarero de barcos, ideando un personaje que trabajaba como botones en un hotel. Con un arranque lento pero fidelizando lectores mes tras mes, Rob-Vel fue plantando las bases del mundo del personaje. Primero en historietas cortas, de una o dos páginas que pasarían a ser más largas con los años.
La segunda guerra mundial, la ocupación alemana y la llamada a filas del autor, interrumpió el ritmo de publicaciones. Y esto trajo consigo la primera sustitución y el cambio de dibujante. En 1943 la editorial compra los derechos del personaje a Rob-Vel y el autor Jijé toma el timón de la colección. Fue un periodo de tiempo breve pero intenso en el que introdujo el personaje de Fantasio. Un contrapunto alocado a la figura de Spirou, que luego sería omnipresente en las décadas venideras. Del mismo modo cambio ligeramente el tono de la serie. Spirou adopto un estilo alocado y cercano al slpastick. Pero el afan continuista era patente y no habia sensacion de cisma con el periodo anterior.

Llega la fama, llega André Franquin.
Tres años de aventuras cortas a manos de Jijé dieron paso al mayor y más trascendental cambio que haya tenido Spirou. En 1946, un joven ilustrador de tan solo 22 años llamado André Franquin, tomó el relevo de la serie. Y esta dio su salto definitivo al estrellato. El joven autor dotó de una calidad, tanto en el dibujo como en los argumentos a la colección. Franquin llegó con un torrente de nuevas ideas y ganas de llevarlas al papel. Las aventuras pasaron de vertebrarse en gags cortos de como mucho 4 u 8 paginas a álbumes de unas 30 planchas. Pero eso no fue todo, la temática se hizo más elaborada, adulta y más seria. Una mayoría de edad para un personaje que escribiria, gracias a este autor su nombre con letras de oro en el medio.
Ahora se abordaban temas de actualidad y se potenciaba por otro lado el lado aventurero y cosmopolita de la serie. Se introdujeron personajes ya clásicos como el Conde de Champignac, el villano Zorglub, la reportera Seccotine o el popular Marsupilami. Cada álbum igualaba o subía el nivel del anterior. Algo que constituyó un tour de force creativo de mas de dos décadas que dejo agotado al autor. Asi quien dio la popularidad mundial al botones, cedia su puesto. Casi un cuarto de siglo después, en 1969, llegaba a la colección Jean Claude Fournier en sustitución de un Franquin. Este sería el primero de una larga cantidad de autores que desde los setenta han transitado por la serie.

Spirou en el nuevo Milenio.
Algunos no dejaron mucha huella como el propio Fournier que aguantaría una década al frente de la serie. Su relevo, Nic y Cauvin solo estarían dos años en el cargo. Tan solo la pareja formada por el guionista Philippe Tome y el dibujante Janry, tendrían una estancia prolongada desde los años ochenta hasta casi entrado el nuevo siglo. Pasaron seis años de pausa hasta que Morvan y Manuera primero (2004-2008) y posteriormente Yann & Vehlman (2010-2016) retomaran la serie para los lectores del nuevo milenio. Se iniciaba la edad moderna de Spirou. Una etapa que curiosamente retomaba muchos tropos de las etapas mas clásicas del personaje. Aventuras de corte clásico, aventurero y centradas en viajes del personajes. Y en interacción con personajes clásicos recuperados para la ocasion
Pese a su longevidad, Spirou no llegaría a ser editado de manera estable en España hasta entrados los años 60 del pasado siglo. Y aun así nunca de una manera regular ni ordenada. A día de hoy la editorial Dibbuks está llevando a cabo la titánica labor de editar TODA la obra de este genial personaje. Ya sea en tomos recopilatorios integrales de la serie principal “Spirou y Fantasio” o en ediciones de los álbumes “‘Una aventura de Spirou y Fantasio por…’ en la que autores de renombre reinterpretan fuera de continuidad aventuras de este eterno botones del traje rojo. Cambien editan, día a día, las nuevas aventuras del botones siendo el ultimo lanzamiento; La furia del marsupilami. Una tarea loable que pone al alcance de los amantes del cómic a este personaje sobre cuyos hombros pesan ya 80 años de aventuras. Y esperemos que caigan muchos, muchos mas.

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