Hablamos del tomo Universo Sandman: Lucifer, recién editado por Ecc cómics. Un volumen que recopila integral la genial etapa de Dan Watters a los guiones.

Lucifer, un viejo conocido para el universo DC
Antes de empezar la reseña de este Universo Sandman: Lucifer un poco de contexto. Aunque DC Comics tiene otras versiones del Diablo, Lucifer Morningstar –también conocido como Samael– hizo su primera aparición en el número #4 de The Sandman. Después, apareció como personaje secundario en el arco Estación de Nieblas en esa misma colección. Una historia cuyo eje central es su dimisión de todos sus cargos como señor del Infierno. Una decisión que acaba con el Primer Caído descansando y tomando el sol en una playa de Sydney, Australia. Siendo estas historias las más destacadas de su creador –Neil Gaiman– con el personaje. Es en ese momento cuando toma las riendas del personaje Mike Carey que, después de una miniserie introductoria, se hace cargo de la serie abierta del personaje.
Esta fue un éxito de crítica y público –duró 75 números, los mismos que su serie madre– y exploraba las consecuencias de la decisión de Lucifer de abandonar el Inframundo. Posteriormente, con la llegada de los Nuevos 52, vio la luz un segundo volumen que debido a los numerosos cambios de la personalidad y poderes de Lucifer -una encarnación además más pegada a la tradición cristiana- no está considerado como parte del canon clásico de Lucifer. Cosas de DC. Así llegamos al año 2018, fecha que coincide con el 30 aniversario de la primera aparición de The Sandman y con el 25 Aniversario de la creación del sello Vertigo. Y para celebrarlo, DC relanzó toda la mitología del Sueño con cuatro colecciones denominadas Universo Sandman.

Universo Sandman: Lucifer, recopilando un tercer e imprescindible volumen
Eligiendo para los guiones de Lucifer -con el beneplácito de Neil Gaiman– a Dan Watters. Un autor londinense que ha escrito Home Sick Pilots y Coffin Bound para Image y diversas series para DC. Entre ellas Detective Comics, Aquaman o Future State: Wonder Woman. La colección tuvo 24 números, pero los últimos números vieron trastocada su publicación por culpa de la pandemia. Así, el número #19 –justo el que cerraba el arco La Cacería Salvaje- no tuvo edición en físico individualmente sino en formato tomo con toda la saga al completo. Y los números #20 al #24 ya fueron directamente recopilados en una novela gráfica aparte con la denominación de Volumen 4.
Cosas de DC que afortunadamente ECC subsana recopilando todos los episodios en este tomo. El primer arco del tomo es La Comedia Infernal –chupito para el que pille la referencia– y en él encontramos a Lucifer justo donde lo dejamos en el One Shot The Sandman Universe, también incluido en este volumen. En él vimos como el Ángel Caído comenzaba la búsqueda de su hijo Calibán con el único fin de reunirlo con su madre: la bruja Sycorax. Una búsqueda que no estaba motivada por el amor paternal, sino por la intención del diablo de alejarse definitivamente del plan maestro de Dios. Aunque para ello deba de hacerse vulnerable al dolor y a la muerte de los mortales.

Varias líneas de trama para dar riqueza al guion
La historia en sí se divide en varias líneas independientes. Por una parte, tenemos a un Lucifer irreconocible, vulnerable y con pinta de pordiosero, preso en una ciudad desconocida y aterradora. Y, por otro lado, a John Decker, un policía cuya mujer –enferma terminal de cáncer– tiene una extraña conexión familiar con Gately House. Una residencia que oculta muchos secretos íntimamente ligados a Lucifer. A partir de aquí Watters se las arregla muy bien para crearnos intriga e interés por lo que estamos leyendo. Aunque al principio la situación pueda ser un poco confusa, poco a poco el misterio de la historia y su desarrollo se van haciendo más claro hasta converger al final. Con un estilo propio muy marcado desde el principio, el guionista se las ingenia para ser original pero recordando a los anteriores autores del personaje.
De Gaiman utiliza los numerosos referentes literarios marca de la casa –desde Shakespeare, Milton, Poe hasta William Blake– para dotar a lectura de una buena base referencial. De Mike Carey, la actitud altiva y carismática del personaje y de Holly Black, el tema de la paternidad del Diablo pero con un prisma muy diferente. Un estilo narrativo que tiene un gran apoyo en el excelente arte de Max y Sebastián Fumara. El dúo de dibujantes argentinos tiene un estilo que encaja a la perfección con el sello Vértigo. Su dibujo es original y potente en la creación de mundos fantásticos y realista cuando es necesario. Una labor que es resaltada por la gran labor del colorista Dave McCaig y que da empaque a una saga que es un magnífico punto de partida para antiguos y nuevos lectores.

Profundidad y tramas arriesgadas
La segunda historia es La Divina Tragedia –chupito para el que pille la referencia– y es una continuación directa de los hechos del primer arco. Es más, perfectamente se podrían englobar los dos en un mismo volumen. Después de la resurrección de Sycorax, el Cielo está enojado con Lucifer. Raguel -el Ángel de la Venganza- concede tres días de vida a Sycorax -chupito para el que pille la referencia- tiempo que Lucifer aprovechará para visitar diferentes Inframundos con el fin de encontrar un sitio idóneo para el eterno descanso de la Reina Bruja. Mientras su padre hace esto, Calibán a su vez busca respuestas a su abandono por parte de sus progenitores y a su propio lugar en la existencia. También Mazikeen tendrá que velar -a su pesar- por la seguridad de Sycorax en una isla fuera de la creación.
Un sitio donde se llevará a cabo el aquelarre definitivo con la presencia de todas las brujas del mundo. Este arco se beneficia mucho de la linealidad de la historia. Aquí ya no hay saltos temporales, ni misterios que resolver. La narración nos muestra todas las maquinaciones de Lucifer para poder salirse con la suya y el personaje siempre da la impresión de estar un paso por delante de la acción. Sus viajes por los diferentes inframundos son muy estimulantes y están muy bien diseñados y dibujados por los Fiumara. El capítulo #9, centrado exclusivamente en Calibán -e ilustrado por un maravilloso Kelley Jones– nos recuerda a los interludios que realizaba Gaiman en The Sandman y supone una excelente pausa dramática al conjunto de lo narrado.

Narración ágil y bien hilada
Las numerosas tramas, aquí se entrelazan con mucha sutileza. El ritmo narrativo es muy dinámico y la historia, pese a ser muy fluida, se ve bastante enriquecida por las frecuentes digresiones del corpus principal del relato. Estas, lejos de estorbar dan mayor fuerza a la historia. En definitiva, un magnífico colofón al largo camino que marcó Watters desde el primer número y que deja al personaje listo para las siguientes sagas. La tercera historia es La Cacería Salvaje y su premisa parte del folclore escandinavo. En él, un grupo de cazadores fantasmales, comandados por una figura mitológica, persiguen a su presa a través de los cielos, a lo largo de la tierra o por los mundos que se encuentre. Aquí, debido a las maquinaciones de Lucifer, el Dios Perseguido ha dejado de renacer. O al menos eso creía él.
Ya que debido a una profecía de Cassandra, ahora, el Diablo deberá salvar a la presa -construyendo una casa- o regresar al Infierno a volver a gobernarlo. Pero Odin, el antiguo líder de la jauría, intentará matar a la presa, cueste lo que cueste. Porque si no, la violencia acumulada no será liberada y pasará a los hombres. Además de esta premisa antagónica entre un Dios –Odin– que quiere liberar de su carga a los hombres y nuestro protagonista que “parece” que solo mira por sí mismo y le da igual las consecuencias -mostradas con mucho sentido del humor en segundo plano- de esta violencia soterrada, Watters nos presenta a los cazadores. Estos surgieron con la primera caza. Ansia, surgió cuando el primer ser deseó dar muerte a su presa. Emoción y Miedo que hicieron su aparición a la vez.

Historias para todos los paladares
Y por último, Honor cuya misión es hacer respetable la violencia. Cuatro aspectos que nos recuerdan sobremanera a los Eternos. Con esta premisa, el guionista -excelentemente secundado por el magnífico arte de los Fiumara, a los que se une el español Fernando Blanco- nos da una saga donde además nos presenta un personaje tan memorable como Beverly Walsh. También tenemos a un Lucifer más vulnerable, ya que intenta parar la Caza no solo por beneficio propio. Un giro que, lejos de traicionar el espíritu de la serie, la hace evolucionar. La separación de Mazikeen le ha afectado más de lo que quiere aceptar –Odin le dice literalmente que quiere impedirla por amor– y la inefabilidad de sus acciones están en entredicho.
Tanto que aunque en un acto desesperado acepta con un gesto cargado de simbolismo su humanidad, fracasa. Una excelente resolución que da brillo a un arco que nunca decae y que además deja preparado todo para el gran final. Y llegamos ya al final del volumen con el último arco: El Corazón del Diablo. Lucifer fracasó en su intento de frustrar la profecía de Cassandra. Una profecía que le obligaba a volver a ser Señor del Infierno. Así, delante de Duma y Remiel hace el solemne juramento de no volver a pisar el Inframundo. Y como la palabra de Lucifer es sagrada –al igual que Dios, no puede mentir– Lucifer viaja al Jardín de Destino de los Eternos para borrarse de la existencia.

Lucifer sin lucifer… pero con brillo
Una decisión que deja al guionista sin protagonista y que soluciona con mucho talento. A partir de aquí –y con una estructura que recuerda mucho a Sandman– Watters va alternando las consecuencias de la decisión del Ángel Caído con las historias de aquellos que tienen una parte de él. En la primera nos cuenta -con dibujos de Brian Level como en el siguiente capítulo- la vida de la portadora del ojo de Lucifer. En la segunda trata de como Mastodonte llegó a ser señor de los gatos. Mientras que la tercera -con dibujos de Max Fiumara– está centrada en Francisco de Goya y en una carta recibida del señor de las Mentiras por Mazikeen. Tres historias independientes que sirven al guionista para dar solventar la ausencia de Lucifer.
Pero es el broche final del arco, son los dos geniales últimos números, donde vemos como el Cielo pierde la Gracia de Dios y como la creación al ser cíclica debe rellenar el vacío provocado por de Lucifer. Repitiendo la batalla en el Cielo pero sin el Ángel Caído. Un giro radical y cruel, que evidencia que no pueden existir el Bien sin el Mal, la Luz sin la Oscuridad y que su intención de pasar al olvido solo puede ser intento breve pero divertido. En definitiva, un tomo que aunque no alcanza las cotas del Lucifer de Mike Carey, puede mirarle directamente a los ojos en un retorno a la grandeza del personaje.

Sobre la edición de Universo Sandman: Lucifer
Ecc comics publica este Universo Sandman: Lucifer en un volumen de tapa dura sin sobrecubiertas. En el interior papel y reproducción gráfica de máxima calidad. Como extras tiene portadas alternativas. Un epílogo de Neil Gaiman y bocetos de Max y Sebastián Fiumara.

UNIVERSO SANDMAN – LUCIFER
Edita: Ecc cómics
Lanzamiento: Septiembre de 2022
Editorial original: DC Comics
Material incluido: The Sandman Universe núm. 1, Lucifer núms. 1-24 USA
Autor/es: Dan Watters, Aaron Campbell, Fernando Blanco, Kelley Jones, Leomacs, Max Fiumara, Sebastián Fiumara
Formato: Cartoné
Tamaño: 257 x 168 mm.
Páginas: 640 pags.
Interior: Color
ISBN: 978-84-19351-55-5
Precio: 55,00 €
Universo Sandman: Lucifer
NUESTRA NOTA - 90%
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UN REGRESO A LA GRANDEZA
De como Lucifer cuida a su familia, resucita a los muertos, se enfrenta a la Cacería Salvaje y ve como el olvido no está hecho para él.