Hablamos del séptimo capítulo de la serie ¿Qué pasaría si…? centrado en la figura del poderoso Thor. Un episodio con el que la serie se mete de lleno en el género del humor con un resultado bastante desigual.

Abordando todos los géneros posible

A lo largo de las –con esta– siete reseñas de los capítulos de ¿Qué pasaría si…?, hemos destacado como la serie ha ido basculando entre diferentes géneros. Desde el drama puro, hasta el thriller o el género pulp, solo la comedia –como eje central– no había servido como eje de algún episodio. Hasta el día hoy. Y es que este séptimo capítulo se mete de lleno en la comedia más alocada con un resultado que es tan desigual como insatisfactorio para los espectadores. ¿Por qué? Os lo contamos después del salto de párrafo. Preparad vuestra jarra de hidromiel, hoy cruzamos el Bifröst camino de Midgard.

¿Qué pasaría si… nos pasamos de frenada?

En el universo canónico Marvel –tanto el cinematográfico como el del comic– Odin adoptó a un recién nacido Loki al que adoptaría y criaría como un hijo. Este forjaría el carácter de su hermano, el joven Thor, quien terminaría convirtiéndose en el héroe que todos conocemos. Miembro de los vengadores y uno de los personajes más importantes del cosmos de la casa de las ideas. En lo sucesivo, incluso Loki terminaría dando el salto desde el rol de villano absoluto al de antihéroe. Algo que pudimos ver con la notable miniserie televisiva Loki, que recientemente analizamos. Pero ¿Qué pasaría si Thor hubiera sido hijo único? ¿Y qué ocurriría si elige nuestro planeta como el centro de una fiesta de dimensiones cósmicas? La respuesta quizás no os vaya a gustar demasiado.

Porque si algo era y es inherente al carácter del personaje de Thor es el arco dramático que ha llevado a cabo en el UCM. Un arco drmatico donde ha evolucionado desde un joven despreocupado incapaz de aceptar su legado heroico hasta la asunción de este estatus y su posicionamiento como uno de los mayores héroes de todos los tiempos. Sin duda, estamos ante uno de los personajes que más han evolucionado a lo largo de las primeras fases del universo cinematográfico Marvelita. Eso si, conservando su esencia y creciendo como personaje añadiendo capas, no desdibujarte su legado previo. Por desgracia, nada de esa esencia queda en el Thor protagonista de este séptimo capítulo.

Colega, ¿Dónde está mi Thor?

Y es que este episodio fantasea con que la ausencia de Loki –que tiene un divertido cameo en el episodio– ha convertido al dios del trueno en un cretino integral. Un personaje descerebrado cuya única aspiración vital es ir de fiesta en fiesta dejando un rastro de destrucción por donde pasa. Esto choca mucho con el contexto que presenta el episodio, ya que absolutamente todo en Asgard es igual que en el universo canónico. Tanto la presencia de Odin como de Freya o de Heimdal permanece inalterada con las personalidades que ya conocíamos. Algo que hace que nos extrañemos más del carácter puramente hedonista de este Thor al que cuesta ver puntos comunes con su equivalente en el UCM. Lo que tenemos delante es un personaje totalmente plano y con más bien pocos matices.

Jugar con el concepto de universos posibles no quiere decir que haya carta blanca para todo. En los episodios previos se había respetado esta regla no escrita colocando a varios personajes fuera de sus zonas de confort, pero dejando un asidero para que el espectador pudiese unir al personaje del ¿What if…?, con su equivalente canónico sin demasiado esfuerzo. Esto aun cambiando radicalmente la historia de los mismos como es el caso del primer o quinto episodio. Pero la cosa tiene más alcance. Algo similar sucede con el personaje de Jane Foster -que aquí parece más interesada en la melena de Thor que otra cosa- desdibujando a su émula de la pantalla grande.

Si se hace, que se haga bien

Porque no negamos que la comedia pueda ser positiva. Ahí tenemos la notable Thor Ragnarok, una obra en la que el humor estaba omnipresente, mezclándose de maravilla con un arco dramático a la altura del personaje. Pero aquí estamos ante un humor pueril al servicio de una trama perezosa en la que la mayoría de los personajes no tienen la mínima profundidad resultando todo en un capítulo bastante insatisfactorio. Hay escenas de auténtico bochorno –del malo– y solo podemos rescatar algún punto mínimamente brillante y muy aislado de este séptimo episodio. Casi todos relacionados con cierto palmípedo bien conocido por todos o por las escenas de interacción entre Thor y la Capitana Marvel. Esta ultima, en esencia, en el rol de niñera hiperpoderosa cuya única misión es tirar de las orejas al dios del trueno e interrumpir su juerga galáctica.

En esencia, estamos ante un capítulo fallido en el que con un poco más de esfuerzo por parte de los guionistas o un enfoque algo más fiel a la esencia de los personaje, podría haber llegado a otras cota. Por desgracia, no ha sido así. ¿Comedia? Sí, pero no a cualquier precio. En la parte gráfica del episodio, una vez más, un apartado gráfico apabullante digno de cualquier producción triple A de la compañía del ratón. Una auténtica delicia gráfica con un rediseño de personajes sobresaliente que denota la cantidad de talento artístico detrás de la producción. A falta de un capítulo para el final de temporada, y aun con subidas y bajadas de calidad, podemos decir que estamos ante un producto valiente. Un producto que arriesga y que a veces gana y a veces no, pero al que se le agradece esta actitud de llevar más allá el UCM. Por nuestra parte, la semana que viene aquí estaremos para hablaros del fin de temporada. ¡Nos leemos!

Rodrigo Pérez Miguel

Fundador de esta pequeña gran familia que es La Comicteca. Amante del noveno arte desde que aprendí a leer. Lector y escritor en proporciones variables y según el momento. En mitad de todo lo que sea cultura popular.

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